A nadie oculto mi guerra fóbica con el PP y el PSOE, solo tengo esos dos enemigos en mi mundo. Y hoy en una noche de insomnio voluntario, estoy soñando despierto que, el alcalde Montoya y yo donamos la mitad de nuestros sueldos para comprar zapatos, vestidos y pan a las Marianelas que hay y que siempre han existido, quizás para sentirnos más humanos y más socialistas.
Dicen que, recién entrado el siglo XX, llevaron al teatro la novela de D. Benito Pérez Galdós, para mi el mejor novelista de España, salvo superiores pareceres de gente más instruida, Galdós estaba ciego en su ancianidad, y viendo el final de la representación, durante las ovaciones a los actores, D. Benito tuvo unos instantes en que se le turbó la razón y empezó a repetir: “Nela, Nela, Nela”
Posiblemente El Quijote, nos ha eclipsado y no veamos más allá, pero “Marianela” rompe el alma de los lectores y alcanza lo más sublime escrito en esta jodida España. Y ésta noche estoy por primera vez en mi vida con un enorme dolor del alma, se me ha venido el alma rota en pedazos porque Galdós ha conseguido que la vomite a golpes de manantiales lagrimosos transcurridos 120 años después de escribirla.
Estos dÃas de lectura febril, también he visto a los gitanos españoles y rumanos andar descalzos, semidesnudos, mendrugueando un pan de tres dÃas, en distintas zonas de Madrid, y la televisión sigue mostrándonos niños desnutridos, devorados por insectos y mujeres africanas con la sed en sus pechos maternales colgantes, y vaciadamente de vida.
He leÃdo de nuevo esta noche Marianela, hacÃa años que no me reencontraba con ella, hoy llovÃa sobre éste Leganés que alborea sobre un Butarque lagrimoso, me he asomado a los salarios grandiosos de los polÃticos de todos los colores y partidos y, mientras Gallardón permite levantar rascacielos o torres que besan al cielo con los labios del capital, en Leganés Montoya vende terreno público para construir chalet de lujo, y he sentido nauseas.
Y tal vez preso de esa locura transitoria o perturbación galdosiana desde mi pobreza, como la suya al final de sus dÃas, he maldecido a toda la clase polÃtica, y a su corte de cargos de confianza, de liberados, de lameesfÃnteres anales y, junto a ellos a todos los banqueros, constructores, especuladores y a cuantos practican terrorismo laboral en una España que contra más socialista, es memos social.
A nadie oculto mi guerra fóbica con el PP y el PSOE, solo tengo esos dos enemigos en mi mundo. Y hoy en una noche de insomnio voluntario, estoy soñando despierto que, el alcalde Montoya y yo donamos la mitad de nuestros sueldos para comprar zapatos, vestidos y pan a las Marianelas que hay y que siempre han existido, quizás para sentirnos más humanos y más socialistas.
Y el final del sueño, es tan simple como viajar en su coche de más de 80.00o euros y cantar al unÃsono, de regreso a Leganés, eso sà con los labios del alma, si es que nos la encontramos, aquello de : “Nela, Nela, Marianela”, porque Marianela no ha muerte vive reencarnándose cada dÃa y cada hora desde 1878 por las Cañadas Reales de España , tan horrible, tan fea, tan desnutrida, atrasada, descalza, semidesnuda y en una agonÃa permanente, vÃctima del amor y el desamor a un tiempo, sà desamor Montoya desamor de aquellos que, presumimos a veces, diciendo que, somos de izquierdas, y solamente somos heces en un envoltorio carnal por humano que llamamos cuerpo.
Leganés, lluvioso, 9 de junio de 2008
José Manuel GarcÃa GarcÃa (JOSMAN)
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