El fascismo también es un virus

El fascismo también es un virus

29/05/2020

Leganés para todas. 

Durante los últimos días hemos asistido con indignación al deplorable espectáculo, en el que una minoría de “patriotas”, enarbolando la bandera del nacionalismo español más excluyente, han salido a las calles de los barrios ricos de Madrid, cacerola en mano. Ataviados con sus mejores galas y luciendo lujosos coches, han exigido el fin del estado de alarma, en un vulgar intento de provocar división social, aprovechando el delicado momento que atraviesan muchas familias obreras, a consecuencia de la grave crisis económica, derivada de la alerta sanitaria por el COVID-19.

Este fenómeno no es nuevo. Con cada crisis económica los sectores más reaiccionarios de la sociedad intentan desestabilizar la convivencia cuando ven amenazados sus privilegios y sus beneficios económicos corren algún riesgo. A continuación, han intentado trasladar artificialmente, las “caceroladas” a los pueblos y barrios obreros, intentado capitalizar el descontento social, ante el aumento del paro, la pérdida de ingresos de innumerable cantidad de familias afectadas por ERTE y el aumento de la pobreza y la exclusión social.

Estas concentraciones, que han vulnerado los principios más básicos de prudencia ante el riesgo de expansión de la pandemia, han venido acompañadas del más rancio de los discursos de odio, sin la más mínima empatía por el sufrimiento ajeno y el esfuerzo realizado por las
trabajadoras de la sanidad pública, con el pretexto simplista de la recuperación económica.

Pero claro, en ningún momento han puesto el foco en las graves consecuencias del
desmantelamiento del sistema de Sanidad Pública y la mercantilización del cuidado de nuestros mayores.

Todas estas concentraciones, protagonizadas por elementos de extrema derecha, han tenido un sorprendente eco en los medios de comunicación, a pesar de su escasa relevancia. Pero además han contado con total impunidad, aún vulnerando el estado de alarma y no habiendo sido comunicadas previamente. Todo ello mientras los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado perseguían y sancionaban a las personas que han mostrado su rechazo de forma
pacífica. Se trata de un fenómeno, que ninguna organización ha reivindicado, pero los partidos de derecha y extrema derecha se han encargado de blanquear. Muchas de estas caceroladas han venido acompañadas de agresiones verbales y físicas protagonizadas por elementos de extrema derecha, sobre todo en Madrid y alrededores.

Como colofón a las caceroladas de estos días, se han autorizado unas marchas antiecológicas realizadas en coche, el pasado sábado 23 de mayo, convocadas por Vox, al grito de “soy español, español, español”. Así, se han celebrado con “alegría” concentraciones clasistas y
excluyentes, entre mensajes de aporofobia y odio al colectivo LGTBIQ y rechazo al Movimiento Feminista. Todo ello acompañado de gestos y símbolos fascistas, que han aparecido en redes sociales y que han recogido los medios de comunicación, cuyos trabajadores y reporteros también han sido víctimas de agresiones violentas. A lo que hay que sumar numerosas
agresiones fascistas denunciadas en diferentes capitales de provincia. Pero muy especialmente en barrios de Madrid.

Desde LPT queremos enviar nuestro apoyo y solidaridad para todas las víctimas del odio y la intolerancia y apelamos a una respuesta cívica y vecinal para hacer frente a estas agresiones, desenmascarando y arrinconando socialmente a quienes les amparan. Todo esto se ha producido con total impunidad, bajo el mandato del ministro del Interior Fernando Grande – Marlaska, conocido por su trayectoria como Juez de la Audiencia Nacional. De donde se puede destacar que, de las nueve condenas del Tribunal de Estrasburgo de Derechos Humanos a España por torturas o por no investigar torturas, en seis de ellas el juez instructor fue Marlaska. O su “limitación” a la libertad de expresión en condenar la quema de fotos del Rey. Por ello, queremos denunciar el doble rasero de este gobierno de mando único, que ha impedido todo tipo de concentraciones de organizaciones sociales y sindicatos, como en el 1 de mayo por poner un ejemplo, a la vez que se han impuesto más de un millón de multas, por vulnerar el estado de alarma. Pero en cambio, no se han impedido estas caceroladas y se han autorizado las convocatorias de Vox a pesar de seguir en la Fase cero de la “desescalada” en Madrid. Desde LPT, como antifascistas, queremos mostrar nuestra solidaridad con todas las represaliadas y sancionadas en estos días, por plantar cara a la extrema derecha. Al mismo tiempo debemos reconocer el gran esfuerzo realizado por las trabajadoras de la Sanidad Pública y seguir sus recomendaciones para evitar la propagación del coronavirus. Es por ello que entendemos que el momento de recuperar las calles se acerca según superemos las etapas de confinamiento. Y en breve, volveremos a estar en disposición de dar la respuesta adecuada frente al discurso del odio. Al mismo tiempo que están volviendo las movilizaciones en defensa del Sistema Público de Salud, encabezadas por las propias trabajadoras que han estado en primera línea de lucha contra el virus y en defensa de unos empleos dignos. Mientras, debemos fortalecer las Redes de Apoyo Mutuo, trabajando la solidaridad, la empatía, los cuidados. Aportando nuestro grano de arena para aliviar la grave situación que viven nuestras vecinas en este momento. Todo ello, junto a la movilización social que está por llegar, son el mejor antídoto contra la extrema derecha que solo viene a defender sus privilegios, empeorando nuestras condiciones de vida, privatizando servicios públicos y recortando derechos.

Por un Leganés Solidario, Diverso, Feminista y Antifascista

Foto Laura Ruiz

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