Hospitales del sur de Madrid, frente al coronavirus: “Estamos en situación de guerra”

Hospitales del sur de Madrid, frente al coronavirus: “Estamos en situación de guerra”

22/03/2020

Mientras en el hospital Universitario Severo Ochoa (Leganés) se amontonan pacientes durmiendo en las sillas de plástico de la sala de espera de urgencias, en Móstoles o Alcorcón, con plantas íntegras dedicadas a la atención del coronavirus, claman por más respiradores y equipos de protección integral (EPI), en la comunidad del Estado que está a la cola en gasto sanitario y a la vez es el principal foco de este virus.

Montse Gil Asenjo lleva tres noches durmiendo en una silla de plástico en la sala de espera del Hospital Universitario Severo Ochoa (Leganés). Lleva esas mismas noches esperando el resultado de su prueba de coronavirus. Por el momento una placa confirma que tiene neumonía. Come un yogurt para desayunar (poco más les llega), le suministran medicinas, el almuerzo y la cena. Y las horas pesan cada día más, rodeada de otros 200 pacientes que esperan como pueden entre las sillas de plástico y los pasillos de urgencias hospitalarias. “Estamos en situación de guerra”, describe con voz tenue a El Salto.

“Desde el miércoles [dice el sábado] estoy sentada en una silla de plástico. Todas las sillas están ocupadas por pacientes. No hay distancias de seguridad. A los mayores les bajan los sillones que se usan en las habitaciones para los familiares. Tengo 38 años, no soy mayor ni tengo otras patologías… Estaré en la silla hasta que alguien vea mi prueba y me pueda ir a mi casa”, relata apesadumbrada.

Este hospital, sobre el que sobrevuela la preocupación, lleva desde el día posterior a la declaración de estado de alarma con presencia militar a las puertas. Continúa atendiendo a las personas que se dirigen a pie, pero ya ha empezado a derivar a los pacientes que llegan en ambulancia. “Hoy he visto a militares que se han llevado a gente, supongo que al Ifema —donde se ha abierto un dispositivo extra de asistencia—. Ayer volvió a entrar una remesa de gente y el flujo no cesa. Hoy está la sala otra vez llena”, explica Montse.

Trabajadoras y trabajadores del centro, que han prestado su testimonio a El Salto de manera anónima, confirman tal estado de excepción dentro del hospital. Ante el bulo que asalta algunos grupos de WhatsApp de la construcción de un hospital de campaña a las puertas del centro, los trabajadores, mientras lo desmienten, aseguran que el centro “ya es de por sí un hospital de campaña en su interior porque se atiende como se puede en donde se puede”.

Estas fuentes aseguran que la situación, que coloca a Madrid en el principal foco de coronavirus de España, está poniendo en evidencia los recortes sanitarios

De las cinco plantas de este hospital, cuatro están destinadas a la atención de pacientes con coronavirus. Se han suspendido operaciones y todas las citas médicas. “El pasado jueves había 145 enfermos pendientes de ingresos”, relata una de las trabajadoras que añade que los profesionales están viéndose obligados a aplicar protocolos de selección de pacientes. “Tienen que priorizar en el uso de las Unidades de Cuidados Intensivos (UCIs) y los respiradores. Hay ya criterios claros en base a las posibilidades de sobrevivir del paciente”, lamenta esta trabajadora.

Estas fuentes aseguran que la situación, que coloca a Madrid en el principal foco de coronavirus de España, está poniendo en evidencia los recortes sanitarios que ha ejecutado el Partido Popular a lo largo de sus sucesivos gobiernos en la Comunidad. Recomiendan bucear en las cifras: según los datos oficiales del ministerio de Sanidad, este territorio destina un 3,7% del PIB a gasto sanitario, cifra que le sitúa en los últimos puestos del Estado, y muy por debajo de la media, que es de un 5,5%. Recortes que hoy resuenan en el quehacer de los hospitales del sur de la región, donde trabajadores y trabajadoras claman por la necesidad de más equipos de protección integral (EPIs) compuestos por gafas, guantes, mascarilla homologada (mínimo la FFP2, que no la mascarilla quirúrgica) y bata impermeable o plastificada (que no la de papel).

UCIS ABARROTADAS EN MÓSTOLES

Rafael Rubio es enfermero de la sexta planta del Hospital Universitario de Móstoles, habilitada únicamente para enfermos con coronavirus. También es representante del Movimiento Asambleario de Trabajadores-as (MATs). Explica que en su hospital hay más de 120 pacientes positivos, con dos plantas cubiertas, que son la séptima y la sexta. “La quinta planta se ha habilitado para albergar a más y la cuarta se vació ayer para dar cabida a sospechosos y confirmados—narra—. Las UCIs están desbordadas. Se han habilitado los quirófanos, que tienen respiradores, para albergar a pacientes graves y hay dos por cada quirófano. Pero ya no tenemos respiradores y la situación es crítica”, cuenta mientras hace hincapié en desmentir que el coronavirus solo afecta a personas mayores y con patologías. “Tenemos pacientes con 38 años, de 55… y sin patologías previas. Ves a gente de 50 años asfixiada”.

“Van cayendo todos los días pacientes, cuando no es uno, son dos, son tres. Se agradecen los aplausos, pero lo que más agradecemos es que la gente se quede en su casita. Que esto no es un constipado”, narra Rubio

“Van cayendo todos los días pacientes, cuando no es uno, son dos, son tres. Se agradecen los aplausos, pero lo que más agradecemos es que la gente se quede en su casita. Que esto no es un constipado”, añade Rubio, mientras adjunta otra petición: aceptan donaciones de materiales pues andan escasos. Principalmente mascarillas homologadas y pantallas de protección. “Estamos escasos de equipos de protección integral. Tenemos recursos muy justos. Tenemos una bata plastificada para cada uno que te tiene que durar todo el turno. A veces te dicen que si está bien la dejes para el turno siguiente. Ahora están valorando si ciertos materiales como las batas impermeables se pudiesen esterilizar para alargar la vida del producto”, expresa.

Pantalla protectora fabricada artesanalmente empleada en el hospital de Móstoles

A VUELTAS CON LOS EPIS

Desde el Hospital Universitario Fundación Alcorcón, Nuria Merino García lleva atendiendo a pacientes con coronavirus desde el minuto uno. Esta auxiliar de enfermería asegura que su planta fue la primera que recibió a dos positivos y hoy está especializada en atender a este tipo de pacientes. Describe que los protocolos que usan con los contados materiales de protección que reciben son fluctuantes.

“Al principio teníamos que cambiarnos el EPI de habitación en habitación, había positivos y sospechosos. Ahora tenemos un circuito sucio, hacemos toda la ronda con el mismo equipo, pasamos de positivo en positivo. Hacemos dos rondas por turno y tenemos dos equipos de protección por persona y turno. Hay días en los que ha llegado más material y lo podemos hacer bien y algunos días tenemos que reutilizar mascarillas durante todo un turno. Como vayamos cayendo el personal sanitario a ver quién cuida a quién. Acabaremos cayendo todas”, concluye.

El personal sanitario del hospital de Móstoles coloca las batas «como pueden» para volver a utilizarlas

Merino asegura que en este hospital la situación aún no es crítica en planta. Añade además que gracias a la contratación extra de personal “no estamos sintiendo sobrecarga”. Otro panorama se dibuja en Urgencias donde “el viernes nos dijeron que había ciento y pico personas esperando por cama, y son positivos”. Antes de acabar su conversación con El Salto, Merino quiere dejar constancia de algo bueno: “Estamos recibiendo el agradecimiento de muchos pacientes que se sienten solos. La gente mayor aislada que no sabe usar un móvil para comunicarse con su familia. Esos pacientes están siempre muy agradecidos. Y por otro lado está el compañerismo, el equipo que se está creando porque en Sanidad muchas veces no lo ves. Se está forjando unión, complicidad y cuidados entre nosotras”.

PLANTAS SIN USAR EN EL CENTRO DE MADRID

Mientras, en Madrid capital comienza el colapso en los grandes hospitales. Luis López, delegado sindical de MATs y personal de mantenimiento del Hospital Universitario Doce de Octubre, explica que ya está comenzando a dormir gente en las sillas de Urgencias. “Desde el viernes hay bastante gente sentada esperando cama en las sillas”, cuenta mientras clama también por la falta de EPIs, relajación de protocolos y escasez de limpieza “porque no hay gente para limpiar; a veces te encuentras a las limpiadoras llorando de impotencia”.

“El viernes miramos los datos de Urgencias en el ordenador y hubo momentos que había 140 personas esperando ingreso”, cuenta López, empleado en el hospital 12 de octubre

“Ayer [en referencia al viernes] miramos los datos de Urgencias en el ordenador y hubo momentos que había 140 personas esperando ingreso” advierte este trabajador de este mastodóntico hospital que tiene un edificio nuevo de consultas. “Podrían habilitarse los cuartos nuevos, pero no se está haciendo. Todas las consultas médicas tienen oxigenoterapia, en vez de abrir hoteles medicalizados —como se está haciendo en el centro— que se usen esas”, clama este representante sindical mientras añade que otros hospitales, como el Infanta Leonor o el Infanta Sofía “tienen plantas que no se han usado nunca”.

Desde el norteño hospital Ramón y Cajal, Mar Coloma, enfermera que trabaja en la UCI, señala que el problema en este centro está en esa unidad. “Las Urgencias no están llenas, están llenas las UCIs. Cada vez hay que abrir más camas para cuidados intensivos, y todas de enfermos con coronavirus”, explica. “Además, andamos reciclando materiales, tenemos un equipo por persona y por turno y no los desechamos. Como no hay batas impermeables suficientes nos ponemos la buena y por encima la de papel y esa es la que desechamos cuando entramos y salimos de una habitación. Lo mismo hacemos con las mascarillas”, describe.

Mientras, en el hospital Severo Ochoa de Leganés, Montse sigue soportando su situación y recomienda un post de Facebook que ha escrito la enfermera del centro Elena Álvarez y que describe a la perfección la situación de sus compañeros y compañeras de asiento. “Jamás se me van a borrar de la memoria escenas como: ese abuelillo que me pedía amablemente que le abriera esa botella de agua porque no tenía ya ni fuerzas después de horas y horas esperando resultados. Esos ojillos azules desesperados de una abuelita suplicándome que la tumbara en una cama que no teníamos, después de estar horas y horas sentada en una silla de ruedas”, se lee en el post.

“Siento mucha impotencia, rabia y vergüenza de ver como a los que están dirigiendo este hospital esta infernal y caótica situación parece no importarles. De esta gente metida en sus despachos no quiero aplausos ni buenas palabras, al igual que tampoco los necesito ni los quiero de los políticos. De esta gente pido recibir soluciones hechas realidad respecto a recursos humanos, materiales y de infraestructura. Su irresponsabilidad, la nefasta gestión y su escasa y tardía reacción están haciendo sufrir a muchísima gente”, concluye esta enfermera de Leganés.

Al cierre de este artículo El Ayuntamiento de Leganés había preparado un hospital de campaña con 70 camas en el Pabellón deportivo municipal Carlos Sastre de la ciudad. El Consistorio lo puso en disposición del Ministerio de Sanidad y de la Comunidad de Madrid para tratar de paliar los complicados momentos que atraviesa el Hospital Severo Ochoa por los ingresos de pacientes afectados por coronavirus pero, según medios locales, el Ministerio de Sanidad y la Consejería ha rechazado la propuesta para centralizar “todo en IFEMA”, donde también se han habilitado camas. El Ayuntamiento de Leganés ha insisitido en que está puesto a disposición de las autoridades: “Si ambas administraciones lo consideran necesario estará listo y preparado para habilitar hasta 150 camas”.

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