Leganés que como el resto de España, debería de ser aconfesional o laica, ha realizado un desembolso económico para alegrarnos la vista estas fechas navideñas, que para los que no son creyentes, están cargadas de tradición con unas gotas de melancolía.
Foto Teleganés.
España desde los llamados Reyes Católicos, lleva tan impregnada a la Iglesia que, no somos nada si no celebramos la llamada Semana Santa y las Navidades, todas nuestras fiestas salvo la Constitución, llevan el tinte del Santoral, el Rosario, y el Evangelio.
Hasta los tribunales de Justicia respaldan a la Iglesia para no pagar el IBI,y es que para España, ni para sus diferentes gobiernos, no existe la equidad entre ciudadanos e instituciones, aquà paga el de siempre, no sólo se le exonera a la Iglesia de tributos, si no que encima, como en el Caso de Valencia pagamos las visita del PontÃfice, «demasiado costosas»,solo les falta tener aquél derecho de pernada medieval de los señores de la corte y la nobleza.
La Iglesia siempre bien resguardada, hasta ayer al bendecir el Belén leganense, cuando el cielo de nuestra ciudad lagrimeaba levemente, todos refugiados bajo los soportales, y hasta creo que se bendijo el Belén a 20 metros de distancia y uno sólo de los dos árboles abetos -plastificados y adornados- ya que según oà el de la zona sur de la Plaza Mayor, estaba un poco retirado del soportal.
En fin que el Párroco del Salvador, con el paraguas de un asistente, podÃa haberse acercado al árbol de la pista de hielo y haber bendecido al árbol del sur, pero debe de ser que los clérigos presuntamente, no se acercan a lo lejano.
Y yo que soy creyente en mi privacidad, sentà la ausencia de Dios en ese acto que abre paso a la Natividad del Señor.
Felicito al Ayuntamiento por el Belén realizado por el artista José Luis Mayo. No estoy de acuerdo con el premio a los belenes como bien sabe la Concejala de Cultura. Pienso que los creyentes debemos de tener nuestra actividad espiritual sin la intervención de los poderes públicos, más aún, cuando nuestra Carta Magna nos dice que no debemos de estar obligados a declarar nuestra creencias y afiliaciones polÃticas o sindicales.
Si no separamos la Iglesia del Estado, como ya dijo Cánovas en la I República, seguiremos en una nación con la influencia eclesiástica. Y si ésta quiere estar introducida en la sociedad española a la que tiene derecho, que cumpla con sus deberes, porque no somos justos, y a un pobre parado le cobramos el IBI, por una chabola, y dejamos a la catedral de la Almudena sin pagar IBI, «Al Cesar lo que es de Montoro, y a Dios, lo que es de Dios»
Si ya no somos iguales ante la justicia, ni la economÃa bancaria, seamos iguales en los impuestos, la Iglesia debe de ser una carga para los que somos creyentes, pero no para el resto de los contribuyentes, es mi opinión, y hasta que me señalen un razonamiento mejor no cambiaré el Belén de mis ideas.
JOSMAN
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