Libia: Detenidos hacinados en contenedores metálicos mueren de asfixia

05/09/2011

Londres.- Las fuerzas partidarias de Gadafi dejaron morir de asfixia a 19 detenidos en el interior de contenedores metálicos expuestos al sofocante calor de junio en el noroeste de Libia, según ha descubierto Amnistía Internacional.


Tres sobrevivientes describieron cómo el 6 de junio las fuerzas leales a Gadafi los habían torturado y después los habían hacinado junto a otros 26 hombres en dos contenedores de carga en una zona de obras en Al Jums, 120 kilómetros al este de Trípoli.

Los detenidos soportaron temperaturas superiores a 40 grados centígrados y bebieron su propio sudor y orina cuando se terminaron las escasas existencias de agua. Sus captores les gritaban “callaos, ratas” cuando gritaban pidiendo ayuda.

Es el primer informe recibido sobre este hecho en junio, debido a que Al Jums no fue accesible a la investigación independiente hasta que cayó en manos del Consejo Nacional de Transición el 21 de agosto.

“Sin duda es un trato atroz e inhumano el que han recibido estas personas, en su mayoría civiles” señaló Diana Eltahawy, investigadora de Amnistía Internacional sobre el Norte de África, que se encuentra actualmente en Libia.

Constituye un crimen de guerra el hecho de que cualquier parte en un conflicto mate o torture a prisioneros.

El equipo de Amnistía Internacional ha examinado los dos contenedores metálicos utilizados para recluir a los detenidos en Al Jums. Carecían de ventanas y, con las puertas cerradas, la única ventilación era a través de varias decenas de agujeros de bala abiertos en la chapa metálica.

En el contenedor más grande fueron recluidas 19 personas, de las cuales 10 sobrevivieron. Del contenedor más pequeño, de 2×6 metros y en el que había 10 personas recluidas, sólo salió una con vida. Algunas llevaban recluidas en el lugar desde el 20 de mayo.

Los guardias abrieron finalmente los contenedores el 6 de junio, y los 11 sobrevivientes fueron trasladados a otros centros de detención en Trípoli. Quedaron en libertad el 21 de agosto, y uno de ellos murió más tarde de un fallo renal.

Se desconoce el paradero de los cadáveres de los fallecidos en los contenedores.

Uno de los sobrevivientes, Mohamed Ahmed Ali, maestro de escuela y padre de ocho hijos, contó que unos hombres armados lo habían detenido el 20 de mayo en su casa tras haber participado en las protestas antigubernamentales de Al Jums.

Las fuerzas leales a Gadafi lo obligaron a arrodillarse antes de aplicarle descargas eléctricas y golpearlo en la cabeza y la espalda con cables metálicos. Más tarde lo recluyeron en el contenedor más grande en Al Jums.

Según Mohamed Ahmed Ali, el 6 de junio algunos de los cautivos tenían problemas para respirar y estuvieron aporreando las puertas metálicas hasta el amanecer, suplicando más ventilación y agua.

“A mi alrededor todo el mundo se desmayaba. Teníamos la ropa empapada en sudor. Muchos murmuraban la shehada [afirmación de fe musulmana que se recita en el umbral de la muerte]. Gritábamos: ‘Vamos a morir aquí, dejadnos salir’” contó a Amnistía Internacional.

“Al final ya ni siquiera veía y cada vez estaba más débil. Se me nubló la vista. Perdí el conocimiento.”

Otro sobreviviente, Faraj Omar al Ganin, de 27 años, contó que, a medida que pasaban las horas, los detenidos eran presa de la desesperación. Varios empezaron a beber su propio sudor y orina.

“Durante horas suplicamos ayuda; igual que los detenidos del otro contenedor” manifestó Al Ganin.

“Luego empezó a instalarse un silencio inquietante. Me di cuenta de que era el único que estaba consciente. Grité: ‘Todos han muerto’. Finalmente los guardias abrieron las puertas. Me obligaron a sacar los cadáveres arrastrándolos por los pies.”

Abdel Rahman Moftah Ali, de 24 años, fue el único sobreviviente del contenedor más pequeño y vio morir a todos sus compañeros:

“Ninguno nos sosteníamos ya en pie. A varios les salía espuma por la boca […] Vi caer al suelo uno a uno a todos mis compañeros de celda y quedarse inmóviles […] Creo que yo también me caí y me golpeé en la cabeza […] Finalmente recuperé el conocimiento, estaba cubierto de sangre […] Aquello fue un verdadero infierno.”

Documentos y comunicados de prensa www.es.amnesty.org

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