China debe poner fin a la campaña de represión de los derechos humanos con motivo de la concesión del Premio Nobel

10/12/2010

8 de diciembre de 2010. Amnistía Internacional ha pedido hoy al gobierno chino que ponga fin a la represión cada vez más intensa que está ejerciendo contra los activistas chinos pro derechos humanos con motivo de la próxima ceremonia de concesión de los Premios Nobel en Oslo el 10 de diciembre.


Amnistía Internacional y grupos chinos de derechos humanos han documentado centenares de casos de personas detenidas, interrogadas o arrestadas antes del acto en el que se rendirá homenaje al activista chino de derechos humanos encarcelado Liu Xiaobo.

“Las restricciones a los viajes impuestas por el gobierno chino están dirigidas no sólo contra defensores y defensoras de derechos humanos, sino también contra viajeros corrientes que de algún modo provocan suspicacias en el gobierno —ha afirmado Salil Shetty, secretario general de Amnistía Internacional—. Esta reacción viola las leyes chinas, así como las obligaciones internacionales de China, y constituye una vulneración grave del Estado de derecho.”

El laureado con el Premio Nobel Liu Xiaobo cumple en la actualidad una pena de 11 años de prisión por “incitar a la subversión del poder del Estado” por su papel como autor principal de la “Carta 08”, manifiesto en el que se reclama el reconocimiento de derechos humanos fundamentales en China.

Liu Xiaobo viene manteniendo sistemáticamente que esta condena viola tanto la propia Constitución china como derechos humanos fundamentales, pero, al igual que otras personas en China que han decidido expresar su opinión, ha sido castigado con severidad.

Liu Xiaobo es una de las miles de personas encarceladas actualmente en China como presos políticos o presos de conciencia. Entre los casos recientes que ha puesto de relieve Amnistía Internacional figuran los siguientes:

•Liu Xianbin, destacado activista pro democracia de Sichuan detenido desde el 28 de junio de 2010 por presuntamente “incitar a la subversión del poder del Estado”.

•Gao Zhisheng, citado como uno de los “10 mejores abogados” de China por el Ministerio de Justicia en 2001, fue detenido posteriormente y torturado por sus actividades de derechos humanos y está en paradero desconocido desde que la policía se lo llevó de su domicilio, en la provincia de Shaanxi, el 4 de febrero de 2009.

•Tan Zuoren, activista medioambiental que criticó el elevado número de muertes causadas por el terremoto que afectó Sichuan en 2008 debido a la mala calidad de las construcciones, fue declarado culpable posteriormente de “incitar a la subversión del poder del Estado” por conmemorar la matanza de la plaza de Tiananmen y condenado a cinco años de prisión.

•Hairat Niyaz, periodista uigur declarado culpable de “poner en peligro la seguridad del Estado” tras los disturbios de Urumqi de 2009, cumple actualmente una condena de 15 años de prisión y está sometido al régimen de incomunicación.

•Dhondup Wangchen, cineasta tibetano detenido, torturado y recluido sin cargos durante más de un año hasta que fue condenado en un juicio secreto a seis años de prisión por “incitar al separatismo”.

“El gobierno chino debe poner en libertad a Liu Xiaobo y a todos los demás presos de conciencia —ha manifestado Salil Shetty—. Debe hacer cumplir las normas de derechos humanos reconocidas internacionalmente, muchas de las cuales están consagradas en la propia Constitución china.”
La reciente oleada de represión coincide también con una campaña concertada de las autoridades chinas destinada a perturbar el desarrollo de la ceremonia de entrega de los Premios Nobel.

Las normas del Premio Nobel exigen que el galardonado o galardonada o su familia inmediata acepten personalmente el premio. La ausencia forzosa de Liu Xiaobo hace que, por primera vez desde 1938, no se pueda entregar el Premio Nobel de la Paz durante la ceremonia.
La esposa de Liu Xiaobo, Liu Xia, podría haber recogido el galardón en su nombre, pero las autoridades chinas la han detenido y actualmente está bajo arresto domiciliario en Pekín. Liu Xia no puede circular libremente y hace casi dos meses que no se le permite estar en contacto con sus amigos ni con su familia .

Las autoridades chinas también han presionado a otros países para que boicoteen la ceremonia. Sin embargo, a pesar de su campaña de presión política y económica, sólo 18 países han declinado la invitación a asistir a la ceremonia.

“El gobierno chino debería celebrar este reconocimiento mundial de un escritor y activista chino —ha dicho Salil Shetty—. “En cambio, la propia rabieta pública del gobierno ha generado una atención crítica aún mayor dentro y fuera de China e, irónicamente, ha puesto de relieve la importancia del mensaje de Liu Xiaobo de respeto a los derechos humanos.”

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