El fantasma de «La huerta de los moñitos

07/09/2010

El mayor problema de la llamada democracia española, es, que no se mueve por ideales, se mueve por intereses de partido y lo peor de todo de la oligarquía de una persona. (JOSMAN)

Lo escribí el 9 de julio de 2009

El mayor problema de la llamada democracia española, es, que no se mueve por ideales, se mueve por intereses de partido y lo peor de todo de la oligarquía de una persona. (JOSMAN)

Aún hoy no se si es una leyenda, o una realidad que nadie quiso creer por venir de un anciano senil, allá por el año 1.890

Entre el actual “Parque de los Hortelanos” y el comienzo del nuevo barrio de la prolongación de San Nicasio, se hallaba la “Huerta de los Moñitos” contaba ésta con una alberca, un pozo y una noria, de la que ha dejado un gran testimonio fotográfico mi amigo del alma Vicente Gordillo.

Cuentan que Manuel Rubio, vecino de Leganés narró esta historia allá por 1.890.Contaba Manuel que su abuelo Raúl Rubio Castejón, también natural de esta villa pepinera, tenía grandes disputas por motivo de unas lindes con el también vecino de ésta localidad, Fernando Ráez Montoya, tras diversas discusiones y peleas, un día de agosto de 1790 tuvieron la pelea definitiva, precisamente en la citada huerta.

Los contendientes empezaron a discutir y a propinarse duros golpes, en uno de ellos Fernando cayó al pozo de la noria, logró ascender a base de agarrarse a los cangilones y con los pies apoyados al enladrillado resbaladizo por el musgo, cuando Fernando llegó al brocal con su mano derecha, a pesar de pedir ayuda a su adversario, Raúl le mutiló con una hoz la mano suplicante; Fernando cayó de nuevo al pozo. -donde contó Manuel que falleció-

Durante casi un siglo todos los lugareños y sus autoridades, pensaban que Fernando Ráez Montoya, había emigrado a Chihuahua, Ciudad Juárez (México) ya que tenía pensado y dicho, viajar a tierras mejicanas tras un desengaño amoroso.

Por el contrario, tres generaciones de los Rubio, conocían la historia secreta, que acabó de serlo, cuando Manuel la contó,en el antiguo hospitalillo de Juan Muñoz y en una partida de damas en el Manicomio de Santa Isabel, donde era atendido en consultas externas.

Mas al desaparecer la huerta con la especulación del suelo y el ladrilleo de Leganés, ahora, 119 años más tarde, me cuenta un nuevo vecino de la Calle Huertas –precisamente- de San Nicasio, que, todos los viernes al llegar la media noche observa como, una sombra camina aceleradamente hasta la rotonda dela Avda. del Mediterráneo , y que tras llegar a ella, regresa en dirección al “Parque de los Hortelanos” y traspasa por las rejas del parque hasta perderse por entre la incipiente arboleda.

Interesado por el asunto, pedí información a una internauta de la población fronteriza con EE.UU., Ciudad Juárez, y al parecer, allí hubo un alcalde llamado don Fernando Ráez Montoya.

Sea como fuere, la verdad es que, por la calle Huertas una sombra sin cuerpo humano o animal, camina, y que en el “Parque de los Hortelanos” -enrejado- una pareja de enamorados, una noche de viernes, sintieron una voz, como si esta surgiera del fondo de la tierra, que gritaba: “¡Raúl sácame de aquí¡” los enamorados, pensaban que alguien no podía salir del parque, y cuando se disponían a llamar a la Policía Local, escucharon con más claridad: “¡Socorro sacadme del pozo!” los jóvenes salieron corriendo como alma que lleva el diablo, escucharon y escucharon el ruido, desconocido para ellos, de una noria inexistente que giraba y giraba y entre dos farolas una sombra que flotaba, la sombra de Fernando Ráez Montoya.

Ya en la mañana del sábado, cuentan que, los jardineros de Leganés vieron una gran extensión de agua rosada derramada. Y el vecino -anónimo- de la calle Huerta, sigue asomándose a su ventana cada noche de los viernes, y siente la taquicardia de un miedo leganense inexplicable.

Esta calle de Las Huertas,

Parque de los Hortelanos,

fantasma en la noche negra,

hierros verticales, altos,

sombras de la luna blanca…

¿Y ese luchuzo? en su árbol…

Y la sombra de Montoya

sobre un cesped escarchado,

donde rumia un poeta

su montaña de pecados.

JOSé MANuel García García (JOSMAN)

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