Haití es un pueblo que sufre este terremoto como la peor desgracia de estos años, encima de todos los problemas que ya lleva en su lomo, pero a pesar de eso hay en este pueblo un sentimiento de salir adelante, de organizarse para resolver los problemas.
Cartas desde Haiti.
Una visión diferente.
Miércoles, 3 Febrero 2010
Los medios escogen las escenas más fuertes,
las más morbosas y las más amarillistas y las repiten
una y otra vez y van creando una imagen totalmente distorsionada de
la realidad.
Haití es un pueblo que sufre este terremoto
como la peor desgracia de estos años, encima de todos los
problemas que ya lleva en su lomo, pero a pesar de eso hay en este
pueblo un sentimiento de salir adelante, de organizarse para resolver
los problemas.
Fui testigo de familias que los vecinos fueron los
que ayudaron en los momentos mas difíciles por falta de ayuda
gubernamental u oficial, fue la propia gente que ayudo metiéndose
en los escombros para sacar a los que aun estaban vivos, donde no
podían levantar las placas de cemento no había nada que
hacer.
Fueron familias de muchos pueblos lejanos a Puerto
Príncipe los que han alojado a los que se quedaron sin techo
en la ciudad.
En el campo de fútbol de Jacmel, donde hoy se
refugian 3200 personas que se quedaron sin casa, tiene todo un
sistema de cocinas colectivas y las madres y mujeres se turnan para
cocinar a toda la gente, los hombres trozan la leña con las
hachas y cargan los sacos de comida y los niños hacen su cola
organizadamente para llenar sus tambos de agua y los que ya los
llevaron a sus familias que se refugian en techos de nylon juguetean
sonriendo.
A la oficina de CROSE (Coordinadora Regional de
Organizaciones del Sudeste) llegan muchas personas todos los días
para ver como pueden ayudar voluntariamente, son los que han
recorrido todos los barrios de Jacmel a pie, incluso en la montaña
para sacar las estadísticas de las casas afectadas y las
familia con problemas.
Se habla de la creciente inseguridad, que no se puede
transitar por ningún lado por el saqueo y no niego que pueda
haber actos delictivos, pero es lógico que saquen las cosas de
los comercios que se derrumbaron y se las lleven, este pueblo tiene
hambre de siglos, no es razonable que se quede la comida enterrada en
estos momentos. Sin embargo he caminado todas las calles de Jacmel
con mis dos cámaras al cuello sin sentir una pizca de
agresividad o alguna mirada extraña, cosa que no puedo hacer
en ciudad Guatemala o en Caracas, toda la gente me ha recibido con
afecto e incluso me han llevado a los lugares donde están sus
problemas y lamento mi nulo conocimiento del creol o del francés
por que me contaban historias que no podía entender, sin
embargo muchos hablan español y ellos lograron decirme sus
sentimientos, a mi un blanco desconocido que invade sus espacios.
Hicimos el camino de Jacmel a Anse-a- Pitre, en un
carro de CROSE, una Nissan 4×4, llena de maletas y bultos y en
los 187 kilómetros que separan estas dos comunidades no
encontramos ningún problema de pillaje como suelen decirle, si
vi muchas gentes montadas en sus burros yendo al campo a trabajar,
los carboneros haciendo sus hornos, las mujeres cargando agua como
siempre, los mercados comunitarios vendiendo sus productos, precios
mas altos si, claro, el precio de la gasolina ha subido mucho y eso
encarece todo, pero la gente del campo hace su vida normal, se buscan
la vida con su trabajo, que muchas veces no les alcanza para comer.
Entonces como pueden decir los medios que todo es
desastre si haya un montón de corazones que aun laten con un
sentimiento humano de solidaridad que siempre se nota mas entre los
que menos tienen y este pueblo es posiblemente uno de los pueblos que
menos tenga y mas en estos momentos.
Estrategia del caos para una
invasión
José
Luis Vivas
El terremoto que arrasó Puerto
Príncipe el 12 de enero pasado ofrece una pretexto inmejorable
para justificar la enésima invasión y ocupación
militar del Haití, ya ocupado desde 2004, pero ahora
directamente por los principales promotores de esa ocupación,
sin intermediarios. Motivos, políticos y estratégicos,
no faltan. De paso, serviría para escarmentar al principal
intermediario de la actual ocupación, Brasil, que a pesar de
los buenos servicios prestados en Haití no se ha portado de la
misma forma en relación al reciente golpe de Estado en
Honduras.
Lo que hemos observado hasta el
momento parece corroborar la tesis de que se está preparando
una nueva ocupación militar, no humanitaria. Varios elementos
lo indican como: fricciones con los actuales ocupantes, la Misión
de Paz (MINUSTAH) de la ONU, especialmente con Brasil, que tiene el
mando militar; entorpecimiento de la ayuda humanitaria y fomento de
una situación de caos; y una campaña mediática
consistente en la creación de una imagen de caos y violencia,
que justificaría una ocupación ante la opinión
pública. Como veremos abajo, todos esos componentes parecen
estar presentes.
Hay motivos para sospechar que se
está permitiendo deliberadamente el deterioro de la situación
humanitaria en Haití. Por ejemplo la reconocida
descoordinación en las tareas de rescate, ampliamente
difundida por los medios. En teoría, correspondería a
la ONU dirigir tales tareas, pero al parecer ésta ha sido
desautorizada por los Estados Unidos, que ocupó desde primera
hora uno de los puntos claves para la coordinación de las
tareas de rescate, el aeropuerto. Sin el liderazgo de la ONU, y con
un Estado haitiano “fallido” o, en lenguaje menos
Orwelliano, quebrado de forma premeditada, no queda nadie que pueda
dirigir las tareas de rescate eficientemente. Ciertamente tampoco las
ONGs, que han venido recibiendo fondos internacionales para ejercer
muchas de las funciones que deberían corresponder al gobierno
haitiano. A las ONGs no se les puede exigir las mismas
responsabilidades que a un gobierno, un hecho tal vez muy conveniente
en estos momentos.
Otro elemento es la escasa prisa en
el envío de ayudas por parte de EEUU, en contraste con la
rapidez demostrada en a movilización militar. Incluso la
distante China parece haberse adelantado a los Estados Unidos en el
envío de auxilio. Así, el teniente general retirado del
ejército estadounidense, Russell Honoré, que participó
en las tareas de rescate tras el huracán Katrina en 2005,
declaraba acerca de la situación de Haití tras el
terremoto: “pienso que eso ya hemos aprendido durante el
Katrina, llevemos agua y alimentos y comencemos a evacuar a la gente…
Pienso que deberíamos haber comenzado con más premura”
(1). Por ejemplo, mientras las fuerzas armadas de EEUU parecen haber
sido movilizadas con bastante rapidez, un buque hospital de la marina
se está preparando con más parsimonia: “es un
buque lento, algo viejo, tardará una semana en llegar una vez
que lo hayamos puesto a punto”, aclara un portavoz del
Pentágono (2). Quizá no puedan hacer nada mejor con el
viejo buque, pero deberían existir otros medios para acelerar
las ayudas. Por ejemplo, se podría seguir la sugerencia algo
herética de Lawrence Korb, ex secretario asistente de Defensa
de EEUU, de aprovechar los conocimientos de los cubanos en las tareas
de rescate: “debemos pararnos y pensar que nuestro vecino Cuba
cuenta con algunos de los mejores médicos del mundo…
Deberíamos tratar de trasladarlos allí en en nuestros
vuelos “(3).
Todo eso nos deja la impresión
que, en el mejor de los casos, las tareas de rescate no son una
prioridad para el gobierno de EEUU, al contrario de las puramente
militares, como el envío de “3500 soldados de la 82
División Aerotransportada de Fort Bragg”, cuya misión
“no está clara”, según el Christian Science
Monitor (2). Pero quizá quede más clara con esta
explicación del portavoz del Departamento de Estado de EEUU
Philip Crowley: “Nosotros no estamos adueñándonos
de Haití. Estamos ayudando a estabilizar el país.
Estamos ayudando en el suministro de material y socorro para salvar
vidas, y vamos a permanecer allí a largo plazo para ayudar a
reconstruir Haití.” (3) Y también las palabras
posteriores de la secretaria de Estado Hillary Clinton, asegurando
que las fuerzas norteamericanas se quedarían en Haití
“hoy, mañana, y previsiblemente en el futuro”.
Las fricciones diplomáticas
con otros países, especialmente Brasil, que está al
mando de las tropas de la ONU en Haití, no tardaron en
manifestarse, lo que parece indicar también que la “misión”
norteamericana en Haití va mucho más allá de lo
puramente humanitario. Hasta hoy Brasil había cumplido
diligentemente con el papel que le fue designado en Haití. Sus
tropas se dedicaban a controlar y, en ocasiones, aterrorizar a la
población haitiana, especialmente a los más pobres, de
una forma que ya habían perfeccionado en las favelas de
Brasil. Como informa en una entrevista el periodista Kim Ives, de
Haiti Liberté, la presunta misión de la paz de la ONU
en Haití, liderada por brasileños, “es
extremadamente mal vista [por la población haitiana]. La gente
está harta y cansada de que se estén gastando millones
en ella, de observar como los muchachos se la pasan dando vueltas por
todas partes dentro de tanques gigantescos y apuntándoles con
los fusiles. Y es que, como sabes, esta es una fuerza cuya misión
es la de someter al país” (4).
Cabe esperar que los EEUU entrarían
en conflicto con Brasil si la intención del primero es la de
asumir un papel militar en Haití. El conflicto no tardó
en producirse. En palabras del secretario general de la ONU, Ban
Ki-moon, el 14 de enero, “sería absolutamente deseable
que todas esas fuerzas estuvieran coordinadas por el comandante de la
MINUSTAH allí” (3). Pero los EEUU no aceptaron esta
propuesta. Funcionarios del gobierno de EEUU han indicado que sus
fuerzas “coordinarán” sus acciones con la
dirección de la MINUSTAH, y nada más: “Vamos a
actuar bajo comando de los EEUU en apoyo a una misión de la
ONU en nombre del gobierno y del pueblo haitiano”, declara
Crowley (3).
Como esa “coordinación”
está funcionando se puede deducir de la reacción del
ministro de defensa de Brasil, Nelson Jobim, criticando el control
“unilateral” de EEUU sobre el aeropuerto de Puerto
Príncipe, que según él se tomó sin que
otros países fueran consultados, y que estaría
entorpeciendo el aterrizaje de aviones de la FAB (Fuerza Aérea
Brasileña) cargados de personal y mantenimientos (5). Como
indica el diario brasileño Folha de São Paulo, esa
situación “ha causado un pequeño problema
diplomático entre Brasil y EEUU. Además de entorpecer
el aterrizaje de los aviones de la FAB, los brasileños se
quejan de que el control norteamericano habría impedido el
acceso de la MINUSTAH (Misión de paz de la ONU en el Haití,
liderada por brasileños) al local [el aeropuerto]” (5).
A pesar de declaraciones posteriores
de Hillary Clinton a Jobim, asegurando que “las fuerzas
norteamericanas van a cumplir funciones esencialmente humanitarias,
sin interferir en la seguridad pública del país”
(6), el hecho es que tales funciones “humanitarias”
estarán comandados “no por agencias civiles del
gobierno… sino por el Pentágono” , a través
de SOUTHCOM (Comando Sur de los Estados Unidos), cuya misión
es la de “conducir operaciones militares y promocionar la
cooperación en seguridad para lograr los objetivos
estratégicos de los Estados Unidos”, como señala
Michel Chossudovsky, del Global Research, (7).
Otro elemento importante es la
aparente instrumentalización de un supuesto estado de caos en
Haití, al que también podría contribuir la
quizás premeditada descoordinación en la distribución
de la ayuda humanitaria. El objetivo aquí sería el de
crear una imagen de caos y violencia que justifique la invasión
ante la opinión pública, y para eso hay que contar con
la colaboración estrecha de los grandes medios de información.
Al menos los medios más afines al gobierno norteamericano
parecen no haber perdido tiempo en este sentido. Desde el primer
momento han tratado de dramatizar la situación, por ejemplo a
través de la difusión de rumores de ráfagas de
supuestos tiroteos, que nadie más en Puerto Príncipe
parece haber oído, o de la formación de nuevas bandas
criminales. Así, ya un par de días después del
terremoto podíamos leer, en un artículo intitulado
“¿Tomarán las bandas criminales el control del
caos haitiano?”, las siguientes ominosas palabras: “cuando
la oscuridad cubrió la ciudad de Puerto Príncipe,
asolada por el terremoto, moradores informaron que habían oído
tiros. Eso difícilmente constituía una sorpresa: en
Haití, durante las emergencias – naturales o políticas
– tiros pueden ser tan omnipresentes por la noche como el
ladrido de los perros, con bandas armadas adueñándose
de las calles” (8). El hecho de que nadie parece haber oído
esos tiros ni visto tales pandillas adueñándose de las
calles, puede indicar que la intención aquí es la de
crear una falsa imagen de caos que haga más aceptable para la
opinión pública una eventual invasión y
ocupación del país.
La mayor parte de los medios machacan
ahora con imágenes de caos y violencia. Pero hay excepciones.
Así, como explica el coordinador del Canadian Haiti Action
Network, Roger Annis, refiriéndose a un reportaje de la BBC
que no muestra nada de esa supuesta violencia, este “contrasta
fuertemente con las advertencias de saqueo y violencia que llena las
ondas de canales de noticias tales como la CNN”, y que “están
siendo reproducidas por el secretario de Defensa de EEUU Robert
Gates” (9). Indagado por los medios acerca del motivo por el
cual no se estaban lanzando provisiones desde el aire, Gates contesta
que “me parece que lanzamientos desde el aire simplemente van a
provocar disturbios”, que por lo visto Gates considera peor que
la falta de provisiones.
Lo más macabro de todo esto es
que las ayudas podrían no estar llegando a los damnificados
debido a una intención deliberada de provocar ese mismo estado
de caos y violencia que parece no existir hasta el momento. Según
Roger Annis “está creciendo la evidencia acerca de una
negligencia monstruosa hacia el pueblo haitiano tras el catastrófico
terremoto de 3 días atrás. A medida que provisiones
médicas vitales, alimentos, substancias químicas para
purificación del agua y vehículos se están
amontonando en el aeropuerto de Puerto Príncipe, y que los
medios están informando de un esfuerzo internacional masivo
para suministrar ayuda de emergencia, los moradores de la ciudad
destrozada se preguntan cuándo podrán ver algún
tipo de ayuda” (9).
El reportero de la BBC Andy Gallaguer
declara también que anduvo por todas las partes de la capital
durante el viernes, 15 de enero, y que “no observó nada
más que cortesía de parte de los haitianos que
encontró. En todas partes fue llevado por los moradores a ver
lo que había sucedido en sus vecindarios, sus casas y sus
vidas. Y entonces preguntaban: ¿dónde están las
ayudas?” (9) A la declaración del secretario de defensa
norteamericano que motivos de “seguridad” estarían
impidiendo la distribución de ayuda, Gallaguer contesta que
“yo no estoy viendo nada de eso” (9). Sobre la situación
en el aeropuerto, informa que “hay una gran cantidad de
material en el suelo y mucha gente allí. Yo no sé qué
problemas hay con la entrega” (9). Igualmente, según
palabras de un observador local, “los agentes de los medios
están buscando historias de haitianos desesperados que estén
actuando de forma histérica. Cuando en realidad lo más
común es verlos actuar de forma sosegada, mientras que la
comunidad internacional, la élite y los políticos están
desquiciados con ese tema, y ninguno parece tener la mínima
idea de lo que está pasando” (9)
No solamente no hay planes de
transportar a médicos cubanos a la isla, sino que la ocupación
del aeropuerto se dio inmediatamente después de la llegada de
30 médicos cubanos para reunirse con los cerca de 300 que ya
estaban en la isla desde hace más de un año. Y muchos
sospechan que algo podría tener que ver con la ocupación
del aeropuerto. Trinidad & Tobago Express, por ejemplo, informa
que “una misión de ayuda emergencia de la Comunidad
Caribeña [Caricom] a Haití, incluyendo a jefes de
gobierno y funcionarios técnicos de relieve, no pudo obtener
permiso este viernes para aterrizar en el aeropuerto de ese país
devastado, ahora bajo control de los Estados Unidos.” Además,
“indagado acerca de si las dificultades encontradas por la
misión de Caricom podrían estar relacionadas con
informes de que las autoridades norteamericanas no estarían
ansiosas en facilitar el aterrizaje de naves procedentes de Cuba y
Venezuela, el primer ministro Golding [de Jamaica] contestó
que ‘solamente espero que no haya ninguna verdad en ese tipo de
pensamiento inmaduro, a luz de la espantosa extensión de la
tragedia de Haití’…” (10).
El siguiente testimonio del director
del Ciné Institute de Jacmel, David Belle, también
contradice radicalmente la imagen de caos y violencia difundida por
los medios. “Me han contado que muchos medios informativos
norteamericanos pintan Haití como un polvorín a punto
de explotar. Me han dicho que los reportajes principales de los
grandes medios solo hablan de violencia y caos. Nada hay más
lejos de la realidad… Ni una sola vez he sido testigo de un
solo acto de agresión o violencia. Al contrario, hemos visto a
vecinos ayudando a vecinos y amigos ayudando a amigos y extraños.
Hemos visto a vecinos excavando en los escombros con las manos
desnudas para encontrar a supervivientes. Hemos visto a curanderos
tradicionales tratando a los heridos; hemos visto ceremonias solemnes
ante entierros colectivos, y a moradores esperando pacientemente,
bajo un sol abrasador, con nada más que unas pocas
pertenencias que les quedaron. Una ciudad mutilada de dos millones de
seres esperando ayuda, medicina, alimento y agua. La mayoría
no ha recibido nada. Haití puede enorgullecerse de sus
sobrevivientes. Su dignidad y decencia frente a esta tragedia son en
sí mismas asombrosas”. (11)
Todos esos elementos justifican la
sospecha de que está en marcha una macabra estrategia del caos
para justificar una invasión y ocupación que por lo
visto nada tendrá de humanitaria.
NOTAS:
(1) “Pentagon defends response
time of Haiti aid efforts”, Christian Science Monitor, 15 de
enero de 2010.
http://www.csmonitor.com/USA/Military/2010/0115/Pentagon-defends-response-time-of-Haiti-aid-efforts
(sitio consultado el 16 de enero de 2010).
(2) “Why is
it taking so long for Pentagon aid to reach Haiti?”, Christian
Science Monitor, 14 de enero de 2010.
http://www.csmonitor.com/USA/Military/2010/0114/Why-is-it-taking-so-long-for-Pentagon-aid-to-reach-Haiti
(sitio consultado el 16 de enero de 2010).
(3) “Marines
to aid Haitian earthquake relief. But
who’s in command?, Christian Science Monitor, 14 de enero de
2010.
http://www.csmonitor.com/USA/Military/2010/0114/Marines-to-aid-Haitian-earthquake-relief.-But-who-s-in-command
(sitio consultado el 16 de enero de 2010).
(4) Kim Ives, transcripción de
entrevista ofrecida a Democracy Now, 13 de enero de 2010.
http://i3.democracynow.org/2010/1/13/haiti_devastated_by_largest_earthquake_in
(sitio consultado el 16 de enero de 2010).
(5) “EUA enviarão 10 mil
soldados para Haiti; Brasil critica controle americano do aeroporto”,
Folha de São Paulo, 16 de enero de 2010.
http://www1.folha.uol.com.br/folha/mundo/ult94u680243.shtml
(sitio consultado el 16 de enero de 2010).
(6) “Após tensão
com EUA, cinco aviões da FAB com suprimentos e equipes chegam
ao Haiti”, Folha de São Paulo, 16 de enero de 2010.
http://www1.folha.uol.com.br/folha/mundo/ult94u680260.shtml
(sitio consultado el 16 de enero de 2010).
(7) Michail
Chossudovsky, “The Militarization of Emergency Aid to Haiti: Is
it a Humanitarian Operation or an Invasion?”, Global Research,
15 de enero de 2010.
http://www.globalresearch.ca/index.php?context=va&aid=17000
(sitio consultado el 16 de enero de 2010).
(8) “Will
Criminal Gangs Take Control in Haiti’s Chaos?”, Time, 14
de enero de 2010.
http://www.time.com/time/specials/packages/article/0,28804,1953379_1953494_1953819,00.html?cnn=yes&hpt=T2
(sitio consultado el 16 de enero de 2010).
(9) Roger Annis,
“Where is the aid in Haiti?”, 16 de enero de 2010.
http://canadahaitiaction.ca/?p=1055
(sitio consultado el 16 de enero de 2010).
(10)Robert Singh,
“CARICOM BLOCKED… as US takes control of airport”,
Trinidad & Tobago Express, 17 de enero de 2010.
http://www.trinidadexpress.com/index.pl/article_news?id=161583443(sitio
consultado el 17 de enero de 2010).
(11) “El director del Ciné
Institute de Jacmel, David Belle, informa desde Puerto Príncipe”,
17 de enero de 2010.
http://www.cineinstitute.com/news/2010/01/17/cine-institute-director-david-belle-reports-from-port-au-prince/
(sitio consultado el 17 de enero de 2010).
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