El Diario Noticias de Álava se hacía esta semana eco de un ejemplo sorprendente de violencia en la aulas en nuestro municipio, Leganés. Por ese motivo, les mostramos este artículo y esperamos que estas situaciones se resuelvan lo antes posible, no solo en nuestra localidad, sino en cualquier otro punto del estado.
Aunque afortunadamente aún no se ha llegado a tal extremo, las vÃctimas de violencia en las aulas se comparan con las vÃctimas de la violencia de género. Sin embargo, y a diferencia de las miles de mujeres que son agredidas cada año por sus parejas, su pesadilla no está en casa, sino en las aulas donde dÃa tras dÃa tratan de hacer su trabajo.
Como en el caso de estas mujeres, también entre los profesores es difÃcil encontrar un testimonio. El miedo a represalias o el qué dirán les tiene sumidos en el más profundo de los silencios.
Este periódico se ha hecho eco de la situación que se vive en un centro público de Leganés, en Madrid. El acoso constante que sufren los profesores en este colegio ha llevado a uno de sus docentes a denunciar la situación, aunque ha preferido mantenerse en el anonimato. Carlos -asà se identifica- ha sido testigo en los últimos años de insultos, amenazas y hasta de agresiones fÃsicas a sus compañeros por parte de los alumnos del centro. Afortunadamente, él no ha llegado a sentirse acosado, por el momento, ya que, según explica, «al ser Catedrático he tenido la suerte de poder elegir mis clases». Este profesor de Educación Secundaria irradia rabia por los cuatro costados al comprobar cómo, ante tales actitudes, la dirección del centro «se lava las manos».
Uno de los casos que más le ha conmocionado es el que tuvo lugar hace un par de cursos. «Un profesor habÃa llamado la atención a una alumna por hablar por teléfono móvil en clase. Esa misma tarde apareció su tÃo en el colegio y le propinó una paliza», recuerda. Carlos asegura que los golpes recibidos por este familiar lo destrozaron, no sólo fÃsicamente, sino también psicológicamente, por lo que el claustro de profesores animó al agredido a denunciar lo vivido ante un juez. «No se atrevÃa por temor a que la familia volviera. De hecho no se lo quiso contar ni a su propia madre para no asustarla», explica. El centro, lejos de sacar la cara al empleado y castigar a la alumna, resolvió la situación trasladando al profesor agredido a otro colegio. «Nunca más se volvió a hablar del tema», añade Carlos. En las aulas, incluso en los pasillos de este centro de Leganés, las amenazas están también a la orden del dÃa. Algunos alumnos que han tenido un comportamiento incorrecto intimidan a su profesores para que no se chiven al director del centro con frases del tipo «ojito con lo que vas diciendo» u otras de contenido más fuerte como «te voy a meter la polla en la boca como digas algo».
Incluso se han llegado a dar casos en los que alumnos han suplantado a otros compañeros en los exámenes ante la impotencia de los profesores. «Es algo habitual que los profesores salgan llorando de sus aulas, de hecho, los alumnos se jactan de conseguirlo y se felicitan unos a otros», asegura.
Carlos afirma que a pesar de que denuncian los sucedido, la dirección no quiere actuar por el efecto que pueda tener ante la opinión pública. «Temen que el centro pierda prestigio y prefieren mirar para otro lado», indica. Asà pues, como Carlos, el resto profesores de Leganés se han acostumbrado a trabajar bajo presión y a ser motivo de mofa en sus clases. «Nos sentimos como las mujeres maltratadas», asegura.
Sin comentarios hasta ahora
Saltar a una conversaciónNo hay comentarios aún!
Puedes ser tú quien inicie una conversación .