Lila Downs en Concierto. Presenta su álbum

09/03/2010

Después de publicar su nuevo disco «Ojo de Culebra» y obtener una nominación a los Premios Grammy, Lila Downs realiza en Marzo una Gira en España.


«Yo ya me voy porque los años pasan, pero viene en lugar mío una señora llamada Lila Downs», dijo Chavela Vargas en su concierto de despedida en la ciudad de México. Nacida en Tlaxiaco (Oaxaca, México) en 1968, Lila Downs es uno de los grandes estímulos que ha dado la música en los últimos años, una artista emocionante y exaltada, contemporánea y ancestral, neofronteriza.

Ojo de culebra es un álbum largo, que se publica después del magnífico y exitoso La cantina (2006) y llega plagado de interesantes colaboraciones. Lila Downs ha invitado en este disco a artistas de nuestro país, por el cual la mexicana siente una especial admiración, en «Ojo de Culebra» canta con LaMari de Chambao y con Enrique Bunbury que una versión sorprendente en el tema «Justicia».

También estan Rubén Albarrán (Café Tacuba), Mercedes Sosa, Raúl Midón y Gilberto Gutiérrez (Mono Blanco) para acompañar a Lila Downs en su álbum más abierto e internacional. Producido por Lila Downs, su inseparable Paul Cohen, Aneiro Taño y Brian Lynch y grabado en Nueva York, todas las canciones han sido compuestas por Downs y Cohen a excepción de Yo envidio el viento (de Lucinda Williams, que la grabó con el título de I Envy the Wind en el magnífico álbum Essence de 2001) y I Would Never (de Paul Buchanan y aparecida en el álbum High de The Blue Nile en 2004). Ojo de culebra mezcla interpretaciones en castellano e inglés y mantiene la esencia de una música que vuela por encima de tiempos, épocas y modas, uniendo instrumentos populares y eléctricos para envolver canciones comprometidas y festivas, densas y ligeras, contemplativas y bailables.

Guitarras eléctricas que se mezclan con charangos, kenachos y zampoñas; trompetas, clarinetes y saxos que se entrelazan con arpas, acordeones y violines; baterías y bajos que unen su pulso rítmico con percusiones tradicionales. Es la música de Lila Downs, una artista sin etiquetas que marca el pulso de la nueva aldea global desde que comenzó su carrera.

Lila Downs no ha aparecido por arte de magia a pesar de lo mágico de su música. Hija de la cantante de cabaret Anita Sánchez y del profesor de cine Allen Downs, creció entre Tlaxiaco (México) y Minneapolis (Estados Unidos). Tras licenciarse en Canto y Antropología Social en las universidades de Minnesota y Oaxaca, empezó interpretando rancheras en su pueblo natal, en las fiestas patronales con grupos de la Mixteca (región, cultura, etnia y lengua del sur de México) como Los Cadetes de Yodoyuxi.

Cantando en La Trova Serrana como corista conoció a Paul Cohen (productor y músico estadounidense) y comenzaron a componer juntos en una relación artística y sentimental que dura hasta hoy. Era el inicio de la carrera de una de las artistas más inflamadas de la música latinoamericana, llamada a hacer historia. «Crecí en una doble realidad, entre lo tradicional y lo moderno», dice Lila Downs, que publicó su primer álbum (Ofrenda) en 1994.

Más tarde llegaron seis álbumes más: Azuláo. En vivo con Lila Downs (1996), La sandunga (1999), Tree of Life (Yutu Tata) (2000), Border (2001), One Blood con el que consiguió el Grammy Latino en 2005 y La cantina (2006), que significó su consagración definitiva con el apoyo de su aparición en la banda sonora de la película Frida protagonizada por Salma Hayek en un disco que fue nominado a los Óscar y, más tarde, con su participación en la película Fados de Carlos Saura. Era el reconocimiento internacional a una de las más grandes artistas de la música popular contemporánea. Ver a Lila Downs en directo es una experiencia única por su magnetismo escénico, su gestualidad, su enorme sensibilidad y la energía terrenal que desprenden sus canciones.

Escucharla en su último álbum Ojo de culebra es sentirse atrapado por una voz plena puesta al servicio de una inquietud artística y un afán renovador que Lila Downs resume en pocas palabras: «Podemos seguir retomando la cultura indígena y, al mismo tiempo, vivir una realidad moderna».

DURACIÓN
90 minutos

AFORO
1046 localidades

EDAD RECOMENDADA
A partir de 8 años

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