Los 40 ladrones que llevaron al zulo de Fátima

28/07/2010

Los primeros 18 arrestos se producían en Valdemoro, Parla, Leganés y Madrid. Luego cayeron 21 personas en la Cañada Real, a principios de julio, y otros siete en Córdoba.


Completamente desnuda, encerrada bajo llave en una habitación de tres por tres metros y rodeada de heces y orines. Así encontraron agentes de la Guardia Civil en la Cañada Real a Fátima L. A., una joven autista de 20 años que vivía recluida contra su voluntad en una vivienda de la calle de Francisco Álvarez, según ha informado el Instituto Armado. La chica, con el desarrollo cognitivo de un bebé de 12 meses, padecía una disminución de su capacidad orgánica y funcional del 72%. Fue trasladada al Hospital Gregorio Marañón tras lo que ingresó en una residencia, bajo la tutela de la Comunidad de Madrid.

La liberación de Fátima, fue un hallazgo inesperado dentro de la operación Bymolok en la que han sido detenidas 46 personas a los que se les imputan 80 robos en polígonos industriales, casas de campo, centrales eléctricas, bares, tendidos eléctricos de la línea del AVE, obras en construcción y paquetería. Los agentes sospechaban que en la casa de Fátima se recibía el material robado.

La investigación sin embargo comenzó el pasado diciembre en la localidad de Daimiel (Ciudad Real) tras varios robos en polígonos industriales. Además de hacerse con el botín, los integrantes de la banda se llevaban también camiones y furgonetas de las empresas asaltadas para cargar con el botín.

Las pesquisas ubicaron a la red en Parla. Estaba dividida en pequeñas células organizadas que actuaban de forma independiente y simultáneamente en varios locales a la vez. Así disparaban varias alarmas al mismo tiempo, confundiendo a los agentes u obligándoles a elegir un lugar sobre otro. En mitad de las investigaciones el grupo se escindió, partiendo varios de sus miembros a Córdoba, donde establecieron otra sucursal del negocio. Otros hicieron lo mismo en Valdemingómez, en la Cañada Real Galiana, independizándose del grupo inicial.

Para concertar un golpe, los detenidos utilizaban palabras clave y una jerga ininteligible para los investigadores. Llegaban a sus objetivos en coches de gran cilindrada con gasoil sustraído en explotaciones agrícolas. Varios miembros poseían buenas condiciones físicas y amplios conocimientos en sistemas de alarmas para evitar la activación de posibles sensores. Si se encontraban con empleados o propietarios de las empresas robadas actuaban con violencia y agresividad para reducirles. Siempre abandonaban la escena del crimen por caminos, con un coche lanzadera delante.

De este modo y hasta su detención consiguieron amasar un botín de un millón de euros, según los investigadores. Los primeros 18 arrestos se producían en Valdemoro, Parla, Leganés y Madrid. Luego cayeron 21 personas en la Cañada Real, a principios de julio, y otros siete en Córdoba.

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