El sueño ayuda a crecer

09/09/2016

Dormir es una actividad vital como comer o dormir. Durante la infancia y adolescencia favorece los procesos de atención, memoria y creatividad, ayuda en la consolidación del aprendizaje y promueve un mejor comportamiento.


Un sueño inadecuado por calidad o cantidad puede alterar el comportamiento y el estado de ánimo: se vuelven más activos de lo habitual, disminuye su atención, se muestran antipáticos o más irritables. También puede causar somnolencia durante el día y, muy probablemente, problemas del desarrollo mental y de aprendizaje y, por tanto, peor rendimiento escolar.

El número de horas de sueño recomendadas varía en función de la edad. El número ideal es aquel que permite realizar las actividades diarias con normalidad.

Horas de sueño según la edad

-* Recién nacidos: De 16 a 18 horas

  • 2 años: Alrededor de 13 horas
  • 3-5 años: De 10 a 12 horas
  • 6-10 años: Alrededor de 10 horas
  • Adolescentes: De 8 a 10 horas

Poco a poco, cada uno a su ritmo, va adquiriendo la madurez necesaria para establecer las rutinas de descanso adecuadas. Es importante acompañar y ayudar a desarrollar y mantener buenos hábitos de sueño desde una edad temprana.

Se considera que existe un trastorno de sueño cuando el problema afecta de forma significativa a su vida diaria, a la relación familiar o sus relaciones sociales y escolares.

Es importante reconocer que hay un trastorno de sueño para poder empezar cuanto antes a resolverlo de la manera más adecuada.
La mayor parte de los trastornos, exceptuando los que tienen una base patológica y necesitan tratamiento médico, pueden solventarse con unos hábitos de conducta adecuados, denominados pautas o medidas de higiene del sueño.
Medidas de higiene del sueño. El sueño es una conducta humana y como tal, puede modificarse con una serie de hábitos saludables:

• Evitar actos que conducen a un estado de hiperalerta como:
 el consumo rutinario y antes de acostarse de chocolate, refrescos de cola, alcohol o cafeína.
 la realización, también antes de acostarse, de intensas actividades mentales, físicas o emocionales.
 el uso de tecnologías como el ordenador, los videojuegos o los teléfonos móviles.

• Evitar condiciones inapropiadas de luz o ruido.

• Evitar prácticas que impiden una correcta organización del sueño como las siestas frecuentes durante el día, grandes variaciones en la hora de acostarse o levantarse o pasar mucho tiempo en la cama.

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