Políticos de arroz y tartana

23/04/2012

La oposición del PSOE es leve porque tiene el complejo de haber comenzado a preparar los ingredientes del guisado desacertado del PP


Dad a un político el salario de un burgués, y acabará siendo como él. (JOSMAN)

Dicen que este mes de Mayo, comienza el “tripago” de los gastos de farmacia, la educación sufre recortes gravísimos, los servicios sociales en la dependencia, seguimos con el paro y los desahucios…
Los analistas nos dicen que, hemos retrocedido a tiempos de la transición, estamos dominados por los mercados, y gobernados por incapaces de buscar la formula donde no sea siempre el trabajador el que paga la crisis. Anuncian un “perdón” fiscal, y si el que se llevó el dinero en etapas de bonanza, ¿cómo lo va traer a un país inseguro?

La oposición del PSOE es leve porque tiene el complejo de haber comenzado a preparar los ingredientes del guisado desacertado del PP

Estamos pues, con unos políticos de arroz y tartana o de marisco y coche de alta gama, que viven al trote de la valenciana…
Solo Cayo Lara de IU, atina con la receta, pero con once diputados no le admiten el tratamiento.

He conocido políticos que, sin una preparación académica ni profesión para la empresa privada, empezaron viviendo en viviendas de VPP. Y acaban viviendo en un lujoso chalet, esto me recuerda a un artículo de Vicente Blasco Ibáñez del año 1902, donde decía que un valenciano que llegaba a veinte mil duros de la época, se retiraba cuando tenía su arroz asegurado, se compraba una tartana de paseo y recorría el municipio con un traje a la moda, y como nuestros políticos dejaban que rodara la bola a la valenciana.

Dicen que con ocho años en el Congreso de los diputados, a ésta gente les queda la mayor pensión, mientras el trabajador para alcanzar una mínima le exigen entre treinta y treinta y cinco años cotizados a la Seguridad Social.
En fin, «la ley es para todos igual» decía S.M. el Rey, en su discurso de Navidad…

Muchos políticos de hoy se deben de poner en su horizonte económico el alcanzar el millón de euros, pero ni aún así, se retiran con su arroz y su tartana, son insaciables con sus altos sueldos.
Solo conocí a Marcelino Camacho, que siguió viviendo en Carabanchel Bajo, en su pisito de trabajador, tras haber sido diputados y dirigente CC.OO. (pero claro, era un comunista puro)

Recordemos a un burgués valenciano de primeros del siglo XX de la pluma de Vicente Blasco Ibáñez:

Basta sólo un párrafo de su «Alma Valenciana»

«Las grandes fábricas que existen en Valencia son casi siempre de gente de fuera. No hay que esperar que el valenciano se convierta en poderoso industrial aguijoneado por la fiebre del lucro. Trabaja únicamente para afirmar la independencia de su vida: es laborioso, emprendedor y tenaz, mientras ve inseguro el pan de la segunda mitad de su existencia; pero apenas reúne veinte mil duros (lo que considera necesario para ser burgués) abandona su industria, por próspera que la vea, y se dedica a la vida de café y de casino, a la política, a comentar la marcha del municipio, poniendo en sus nuevas ocupaciones el ardor y el apasionamiento de un levantino».

Arroz y tartana,/ casaca a la moda…/ ¡Y ruede la bola / a la valenciana!

José Manuel García García (JOSMAN)

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