La campaña electoral de las próximas semanas demostrará, una vez más, que el uso adecuado de la tecnología está reñido con la política. Ningún partido ha hecho bandera de los problemas que plantea el mal uso de todos los aparatos que la moderna sociedad de la información pone a nuestro alcance. Problemas que pueden llevar a nuestros hijos al diván del psicólogo.
Se trata de una tecnologÃa que utilizan tanto adolescentes y jóvenes como padres, profesores y profesionales en general. En España hay dos millones y medio de niños con edades comprendidas entre los diez y los quince años, y la mayorÃa son usuarios habituales de Internet. En concreto, el 87 por ciento, cifra que ha aumentado considerablemente desde 2004, cuando el porcentaje se situaba en el 60´2.
Y en cuanto al móvil, el dispositivo estrella para nuestros hijos, si en 2004 lo utilizaba el 46 por ciento de esta población, en la actualidad llega hasta el 65´8. Se trata de unos dispositivos que hacen de todo y que deberÃan servir para hacernos la vida más fácil, siempre que se usen de forma sensata. En muchas ocasiones la dependencia de estos aparatos es abrumadora.
Las adicciones digitales aumentan dÃa a dÃa en nuestro paÃs y los partidos polÃticos no han mostrado el menor interés por buscar una solución a un problema que implica que las consultas de los psicólogos estén cada vez más llenas de adolescentes adictos al móvil, Internet o los videojuegos, por ejemplo.
Según Juanma Romero, fundador de Adicciones Digitales (www.adiccionesdigitales.es), “esta desidia por parte de los polÃticos demuestra el poco interés por algunas de las cosas que verdaderamente preocupan a las familias. Un problema que crece a pasos agigantados porque los adolescentes, principalmente, dependen cada vez más de estos aparatos”.
Adicciones Digitales es una organización que imparte charlas, conferencias y organiza seminarios dirigidos a adolescentes, jóvenes, padres, profesores y profesionales en general con el fin de mostrarles cómo hacer un uso saludable de la tecnologÃa. Realiza sus actividades en colegios, universidades, centros sociales y empresas, tanto en la penÃnsula como en las islas y las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla.
También organiza campañas de concienciación social sobre el uso de la tecnologÃa. Dos de las últimas han sido para prevenir a los padres españoles sobre la existencia de miles de blogs que promocionan la anorexia y la bulimia, y sobre el uso que los adolescentes hacen del teléfono móvil durante la noche mientras sus padres duermen plácida y confiadamente. Todos estos temas los trata En patera y haciendo agua, libro digital que se distribuye gratuitamente y sin restricción u obligación alguna en Internet (www.adiccionesdigitales.es/libro).
Lo que propone Adicciones Digitales es que desde todos los medios posibles se haga llegar a los polÃticos la necesidad de tener en cuenta también estos problemas, para intentar evitar que se produzcan. Y si se producen, que haya soluciones satisfactorias. Deben implicarse en un tema de largo recorrido.
Juanma Romero afirma que “los polÃticos deben concienciarse de que existe un problema porque no se difunde la suficiente información al respecto. No hay que olvidar que, mientras nuestros hijos manejan perfectamente cualquier aparato tecnológico, los padres suelen desconocer el funcionamiento de la mayorÃa de ellos. No tienen la más remota idea de sus posibilidades de uso, ventajas y peligros”.
Ahà es donde deben centrar sus esfuerzos, para lograr que la tecnologÃa sea una aliada de la familia y la empresa, y no un enemigo a batir que puede perjudicar el desarrollo personal y docente de nuestros hijos, dificultar la relación familiar y laboral y, en casos extremos, acabar con la salud de los afectados.
“En la mano de los polÃticos está buscar soluciones y concienciar a la sociedad, después de concienciarse primero ellos mismos. Porque está claro que son los poderes públicos, gestionados por polÃticos, los que tienen que mostrar el camino adecuado a adolescentes y jóvenes, padres, profesores y profesionales en general de la necesidad de utilizar sensatamente esa tecnologÃa”, concluye Romero.
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