Desaparece el ‘pueblecito’ de San Nicasio

06/08/2011

El Ayuntamiento de Leganés derriba un asentamiento levantado en los noventa.


En un pueblecito levantado en un bonito paraje cubierto de árboles, en el barrio de San Nicasio de Leganés, había un taller donde también se arreglaba la chapa y la pintura de los coches, una oficina en la que un transportista recibía llamadas y acumulaba papeles, y seis viviendas, o más bien infraviviendas, habitadas por gente desde mediados de los años noventa. Las piquetas acabaron ayer con este asentamiento ilegal levantado a las espaldas del psiquiátrico José Germain, en un terreno propiedad de la Comunidad de Madrid. Unas 25 personas, entre ellas varios niños, avisadas la semana pasada mediante una carta de lo que iba a ocurrir, se quedaron sin casa. «Fue bonito mientras duró», suspiraba Marta, la mujer del mecánico, mientras subía un aparato de gimnasia a una furgoneta.

El desalojo, llevado a cabo por una orden judicial derivada de un proceso abierto por el Ayuntamiento, comenzó a las 9.00. La policía les dijo a sus habitantes que se tomasen varias horas en vaciar sus casas. En la entrada al terreno se amontonaron a partir de entonces bombonas de butano, frigoríficos, cazuelas, carritos de bebé; una escena habitual en las mudanzas hechas con prisas.

A media mañana, Abdel Malik, un conductor de 31 años, asomaba el morro de su vehículo por la larga avenida donde estaba el asentamiento y aparcaba entre los escombros de lo que antes era el taller. Luciano, el mecánico guineano, había llamado a una cuadrilla de compatriotas para salvar todo lo que pudiera de su negocio y contaba con la ayuda de Abdel para el porte. El mecánico vivía al lado del negocio, como hacen los comerciantes en los pueblos. «Guardaremos estas cosas en un garaje pero después no sabemos adónde iremos. No tenemos un piso donde quedarnos», lamentó Luciano. Mientras tanto las excavadoras seguían demoliendo las casas de al lado.

El desalojo pilló de vacaciones al nuevo alcalde de Leganés, Jesús Gómez. En su nombre, en lo que ya comenzaba a ser un descampado, se presentó su sustituto, Alejandro Martín. El edil explicó que el procedimiento judicial para proceder al desalojo comenzó hace cuatro años y que desde mayo de 2010 se le había comunicado a los afectados que esto, tarde o temprano, iba a ocurrir.

El día llegó. «Â¿Dónde me voy?», repetía sin parar David Pérez Torres, de 38 años. Vivía ahí con su madre y una hermana con cuatro hijos y un riñón trasplantado. El SAMUR Social y los servicios sociales del Ayuntamiento les ofrecieron pasar unos días en un hostal del centro de Madrid hasta que se aclarase su situación. La familia, como varias de las que estaban ahí, comenzó o está comenzando los trámites para optar a una vivienda de protección oficial. Se les ofrecía trasladar sus cosas en una camioneta y guardarlas un tiempo en un almacén del Ayuntamiento. Entre tanto trajín, una chica se acercaba a un supermercado para comprar el almuerzo.

 Nos sacan de aquí como perros -se quejaba David Pérez.

 Se os había avisado. Llevamos tiempo trabajando con tu familia para buscar una solución -replicaba una trabajadora social que lleva mucho tiempo con este caso.

Llegaron dos operarios con picos y palas. Después apareció un camión hormigonera. Se comenzó a sellar el descampado por los cuatro costados. El pueblecito de San Nicasio era historia a esas horas: las 15.56.

JUAN DIEGO QUESADA – Madrid – 04/08/2011

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