Bécquer, escritor social y «misericordia»

15/03/2011

Si Bécquer viviera en este Leganés de hoy, sólo tendría que repetir las dos últimas páginas de la carta quinta de «Desde mi Celda» cuando decía:


SEÑORES Y SEÑORAS POLÍTICOS DE LEGANÉS, DE TODOS LOS PARTIDOS.

Si Bécquer viviera en este Leganés de hoy, sólo tendría que repetir las dos últimas páginas de la carta quinta de «Desde mi Celda» cuando decía:

«Â¿Quién puede sospechar que a la misma hora en que nuestras grandes damas de nuestra corte pepinera se agrupan en el peristilo de la Plaza Mayor, envueltas en sus calientes y vistosos albornoces, y esperan sus coches que han de conducirlas sobre blancos almohadones de seda a sus domicilios, otras mujeres hermosas como ellas….?»
Vienen como sus maridos de trabajar de Madrid sacudiendo la fina escarcha de sus cabezas en invierno, y abanicándose durante el verano los grandes sudores, y con sus 850 euros mensuales, ufanos y ufanas, porque a ese salario le deben la vestimenta que llevan y el pan que les espera en la mesa.

«Grandes, inmensas desigualdades existen, no cabe duda» decía nuestro poeta más romántico refiriéndose a las añoneras de 1865, dos páginas para conseguir un grito de igualdad, de socialismo, que aún hoy, es necesario si fuese real.

Grandes, inmensas desigualdades existen todavía, D. Gustavo Adolfo Domínguez Bastida,

Inmensas desigualdades, entre los políticos y los vecinos a quienes dicen servir, cuando un servidor gana cuatro veces más dinero que la media de su patrón, para quien trabaja, ya no hablamos de cartas becquerianas, hablamos de «Misericordia» que es el título de una novela de Galdós D. Benito.

Y eso es, lo que es Leganés, una novela de Galdós que ha tomado vida sin que nosotros nos demos cuenta. Donde Benina, que no Benigna, pide limosna para el pan de su señora.

Bécquer, malvivió, siendo el mejor poeta del amor, vivió el desamor como nadie, y necesitó viajar a las inmediaciones del Moncayo -por motivos de salud- para ver las «grandes, inmensas desigualdades»

Galdós necesitó venir a Madrid, arrodillarse en la puerta de la Iglesia de San Sebastián, para entender la pobreza, ser diputado, para desengañarse, para agonizar diciendo «Marianela, Nela, Nela»

Sin darse cuenta que, cien años después, Leganés y España con él, tienen «grandes, inmensas desigualdades» Y ahora, quieren vendernos la burra gitana, una vez más, estos políticos y políticas.

Leganés, 14 de marzo de 2011

JOSé MANuel García García (JOSMAN)

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