8 de Marzo: Gafas violetas para hacer visible lo invisible

10/03/2011

Es 8 de marzo, día de celebración para nosotras, las mujeres que luchamos denunciando las injusticias que genera este sistema, que asumimos el compromiso cotidiano de construir ese otro mundo posible, más humano, más equitativo y más solidario.


Desde el PCE apostamos por una lucha colectiva que nos permita construir una auténtica democracia participativa y republicana. Y en ese camino planteamos la necesidad de conseguir la máxima unidad social y política en torno a algunos elementos básicos, una serie de reivindicaciones y propuestas que generen una Alternativa Social Anticapitalista a la crisis (ASA).

Reivindicamos:

• Pleno Empleo, para lo que es fundamental la apuesta por el empleo público.

• Universalización de los derechos sociales exigibles por ley

• Desarrollo de los servicios públicos

• Banca pública

• Participación de los trabajadores/as en la planificación de la economía y en el control de las empresas.

• Reforma fiscal que busque dinero para financiar la salida social de la crisis y lo busque donde realmente está, en manos de la Banca y de los grandes capitales, que persiga el fraude fiscal y la economía sumergida

• Apuesta por la defensa de un modelo de desarrollo sustentado en la sostenibilidad ambiental que parta del cambio de la política energética

• Reformas legales para frenar la corrupción, acabar con los paraísos fiscales y regenerar la vida política y empresarial.

Nuestro objetivo con este artículo es invitar, en este día tan nuestro, a releer nuestra ASA, desde un enfoque feminista. Poner en el centro del discurso (y no en la periferia, ni en el discurso de esas otras, nosotras, las mujeres) algunas urgencias feministas que cualquier proyecto de transformación social real no puede olvidar (si no quiere dejar de lado la grave injusticia que sufre el 50% de la población en una sociedad patriarcal).

Comenzaremos diciendo que todas y cada una de las medidas que propone el ASA, contribuyen al cumplimiento de nuestros objetivos de liberación feminista. Pero es necesario ponerse las gafas violetas para entender por qué, y en qué dirección deberían caminar esas propuestas. (Nos hemos basado en las propuestas de la Economía Feminista, y en concreto para este análisis en artículos de Cristina Carrasco y Amaia Pérez Orozco).

PLENO EMPLEO

Empleo universal, sí claro. Igualdad de oportunidades para acceder al mismo, ¡cómo no! Estos días la prensa y los telediarios nos recordarán como las mujeres, en los mismos puestos cobramos menos, necesitamos estudiar más, accedemos a trabajos precarizados, en peores condiciones… El acceso a un trabajo remunerado abre vías en la independencia de las mujeres y en la capacidad de decisión frente a nuestras vidas. Y será siempre nuestra reivindicación que podamos hacerlo en condiciones de igualdad.
Pero es necesario profundizar en el concepto de trabajo.
¿Todo el trabajo que se realiza en una sociedad para la satisfacción de las necesidades de las personas es remunerado? La respuesta es clara: no.
Las tareas de cuidado y sostenimiento de la vida (cuidar niñ@s, mayores, limpiar, comprar, sostener social y emocionalmente a las personas…). Por todas estas tareas no se cobra, se realizan en el seno de los hogares, y fundamentalmente son mujeres las que las desempeñan.

¿Cuánto tiempo se requiere para realizar este tipo de actividades? Mucho.
Más del que parece. Está invisibilizado.

Algunos datos:

 Más de dos tercios del tiempo del trabajo se realiza fuera del mercado, es trabajo no remunerado, cuya mayor parte realizan las mujeres, las mujeres trabajan en conjunto -trabajo remunerado y no remunerado- cerca del 50 por ciento más que los hombres.

 El montante de trabajos de cuidados no remunerados que reciben, anualmente, niños/as y otras personas adultas en el estado español, equivaldría, en número de empleos a tiempo completo, a 11,4 millones. De esas horas, el 81,1 por ciento son realizadas por mujeres. (Durán, M.A., 2001). Gran parte de esas mujeres, además, trabajan en un empleo remunerado.

Estas cifras dan que pensar. Sobre todo animan a cambiar el prisma. Una gran parte de las tareas necesarias para el sostenimiento de la vida no son remuneradas. ¿Pero no son importantes? ….. Incluso… ¿De las más importantes?

El capitalismo, y nuestra forma de desarrollo y de vida occidental, lejos de organizar la sociedad pensando en el cuidado, lo hace cada vez más difícil, una tarea más individual, privatizada y urbana en la que las redes sociales extensas desaparecen y dificultan la responsabilidad comunitaria en su desempeño.

No se nos debe olvidar, que antes de esta crisis financiera, que tanta alarma genera en los “mercados”, existía ya a nivel planetario una grave crisis económica, ambiental, alimentaria y de cuidados. Esta nueva situación sólo hace más visibles las contradicciones que se dan en el sistema entre el capital y la vida.

De estas ideas, sólo esbozadas, podemos sacar dos reivindicaciones claras cuando exijamos pleno empleo:

 Reparto del trabajo, del remunerado, y del no remunerado. Y exigir, en las políticas de generación de empleo, que vayan encaminadas a cubrir la satisfacción de las necesidades de las personas; no a la alimentación de las ganancias del capital.

 Para hacer efectivo el reparto del trabajo (recordemos, remunerado y no remunerado) disminución de la jornada laboral con igual salario.

DESARROLLO DE LOS SERVICIOS PÚBLICOS

Si entendemos que los cuidados son una parte fundamental de la vida, esto debería llevarnos a considerarlo como una responsabilidad en la que debe implicarse toda la sociedad (tanto las Administraciones Públicas como el mercado, es decir, las empresas). Más bien parece que actualmente la tendencia esta siendo todo lo contrario. La reciente Ley de Dependencia recogía los cuidados como un derecho fundamental de las personas, no obstante, nunca ningún derecho ha nacido tan privatizado como este. Los cuidados pasan a realizarse con un abuso escandaloso de la mano de obra femenina, no pagada o mal pagada: se priman las reducciones de jornada y excedencias, que sacan a las mujeres del mercado laboral y por tanto del trabajo remunerado, se asigna una “paguilla” de 300 € por el cuidado de una persona 24 horas al día. Los servicios realizados en el ámbito de lo público están más privatizados que nunca, además las personas que se emplean en estos trabajos son mayoritariamente mujeres y las condiciones laborales son tremendamente precarias. Por último no podemos dejar de mencionar el vergonzoso Régimen Especial de las Empleadas del Hogar, que condena a dichas trabajadoras a unas condiciones de trabajo miserables.

Por lo tanto, lejos de asumir desde la sociedad en su conjunto los cuidados, nos encontramos ante una reprivatización de los mismos en dos direcciones: Primera, encadenándolos de nuevo a la privacidad de los hogares, y dentro de ahí, a las mujeres. Segunda, realizándolos desde empresas con ánimo de lucro, primando así el beneficio económico a la sostenibilidad de la vida.

REFORMA FISCAL

Si asumimos que los cuidados son suficientemente importantes como para plantearnos una responsabilidad de la sociedad en los mismos, no pueden quedar fuera de este ámbito el mercado, es decir, las empresas.
Las empresas no solo se benefician de las plusvalías que generan las personas trabajadoras, sino también de sus cuidados. Para que una persona ingrese en el mercado de trabajo remunerado, han sido necesarios una serie de cuidados desde su nacimiento hasta su muerte. Para la puesta a punto de lo que ellos llaman “capital humano”, hacen falta cubrir todos los días una seria de necesidades y en muchos casos las mujeres juegan un papel fundamental. Si esto es así ¿porqué no plantear una tasa que responsabilice a las empresas en la tarea del mantenimiento de la vida? No es necesario crear una tasa como tal, bastaría con una reforma fiscal más progresiva, que grave las rentas del capital y que permita usar esa recaudación en el mantenimiento de la vida. Ni que decir tiene que la tendencia actual, agravada por la crisis económica, ha sido toda lo contrario: sucesivas reformas fiscales se han encargado de reducir enormemente impuestos, uno de los más afectados, el de sociedades. También las últimas medidas del Gobierno han ido en la línea de rebajar, incluso eliminar, las cotizaciones a la Seguridad Social de las empresas.

APUESTA POR LA DEFENSA DE UN MODELO SUSTENTADO EN LA SOSTENIBILIDAD AMBIENTAL QUE PARTA DEL CAMBIO DE POLÍTICA ENERGÉTICA

¿Qué modelo de desarrollo queremos? ¿Qué necesitamos para vivir? Nos encontramos aquí con un desafío importante. La planificación económica actual está basada en la acumulación de capital, no en la satisfacción de necesidades humanas. Y es aquí donde lo ambiental se conecta con lo humano.
Necesitamos un modelo de desarrollo que no sólo ponga en el centro a las personas, sino que las sitúe dentro de un sistema más amplio, nuestro planeta. Y es más, operamos con un modelo de desarrollo exponencial e infinito, en una naturaleza con recursos limitados.

El cambio de modelo no es utópico. Es sencillamente imprescindible. Poner en el centro el planeta, la vida y las personas nos obliga a replantearnos completamente la organización del sistema capitalista y patriarcal.
No todos los trabajos son necesarios, incluso algunos son indeseables. No sólo es claramente injusto que un ejecutivo de una empresa armamentística cobre muchísimo más que una persona que asume la atención y el cuidado de un enfermo de alzhéimer. Es que no necesitamos más armas.
Es necesario apostar por políticas de desarrollo sostenible, con el planeta y con las personas. Y no olvidar que actualmente, la sostenibilidad de la vida, el cuidado de las personas, está injustamente repartido, y sostenido por redes de mujeres invisibilizadas.

Trabajemos (sin remunerar, no nos queda otra) por visibilizar estas redes, por dar valor al esfuerzo cotidiano que realizan las mujeres que sí tienen claro, (porque el patriarcado ha puesto esa dura carga a sus espaldas), que la vida, es lo más importante.

Irina Martínez/Beatriz Alonso
(Responsables de Mujer de las agrupaciones del PCE de Carabanchel/Leganés)

Para más información:
“Feminismo anticapitalista, esa Escandalosa Cosa y otros palabros”
Amaia Pérez Orozco. Rebelión 21/04/2010
http://rebelion.org/noticia.php?id=104450
“La paradoja del cuidado: necesario pero invisible”.
Carrasco, C. (2006), Revista de economía critica n º 5

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