Educación pública madrileña, ¿recortes o liquidación?

04/12/2010

La excusa perfecta se hizo presente para los que soñaban con un escenario más fácil aún para liquidar la Escuela Pública: llegó la crisis económica y se endureció lo bastante como para reblandecer las resistencias individuales.


Durante los años anteriores, la bonanza económica permitió implementar políticas de apoyo a la iniciativa privada para que fuera creciendo y cogiendo posición, arrebatando poco a poco el espacio a la Escuela Pública y esperando el momento apropiado para asestar el golpe definitivo.

Muchas personas que escuchaban los avisos de privatización de la enseñanza en determinadas Comunidades Autónomas, especialmente en la de Madrid, no creyeron o dudaron del alcance y profundidad sobre el asalto a la Escuela Pública. Ahora, para algunas personas es tarde para actuar y, para otras, la resignación cunde en sus ánimos.

Antes, las actuaciones podían pasar desapercibidas al estar enmascaradas con grandes titulares demagógicos, como el tan usado de “la libertad de elección de centro”; ocultas tras denominaciones poco agresivas, como “la gestión indirecta”; o protegidas por parecer difícilmente criticables, como “la financiación directa a las familias”. Ahora, para quienes no veían o no querían ver, todo ello cobra cuerpo de repente como partes de un conjunto.

Ahora, cuando los tiempos de bonanza económica no permiten enmascarar las actuaciones dando un pequeño margen de subsistencia a las que deben mantenerse en términos razonables para no dejar todo al descubierto, se desvela la verdadera naturaleza de lo que ha venido sucediendo.

En nuestra Comunidad Autónoma, el ataque contra la Escuela Pública está llegando a sus batallas más decisivas.

Ya realizaron un trasvase de la clase media a los centros privados por la vía de los conciertos, favoreciendo la selección del alumnado para separarlo del perteneciente a las clases más bajas y desfavorecidas, aquel que no quieren escolarizar los centros privados y que debe ser atendido, desde la óptica de los excluyentes, en la Escuela Pública. Y se han ido cerrando centros públicos, o fusionándolos después de dejarlos sin apenas alumnado, mientras potenciaban la puesta en marcha de centros privados, que han nacido con el concierto antes de iniciar su actividad. Les han dado terrenos, subvenciones, convenios, transferencias económicas directas, posibilidades de conseguir sus objetivos con facilidad, clientela debidamente dirigida y que esperaba una salida en zonas donde no existían alternativas de escolarización, retrasos en las construcciones públicas para que llegaran antes las privadas, cheques directos a las familias en lugar de plazas públicas, desgravaciones fiscales en lugar de gratuidad de la enseñanza en centros públicos,…

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