El nuevo Plan E 2010 trae trasteros, pistas de pádel y webs en la región de Madrid

30/03/2010

«Cambio de modelo productivo». «Desarrollo sostenible». «Apoyo a la innovación económica». Sobre el papel, éstos son los objetivos del Fondo Estatal para el Empleo y la Sostenibilidad Local (o Plan E 2010). Pero lo cierto es que los municipios madrileños dedicarán gran parte de este dinero a proyectos que no crean riqueza ni empleo estable.


El fondo repartirá 678 millones de euros en la región para 1.415 proyectos. El grueso del dinero irá a parar a polideportivos, reformas de dependencias municipales o implantación de nuevas tecnologías útiles pero excesivamente caras. «Se vuelven a cometer los errores de 2009. Usan el dinero para tapar agujeros de los ayuntamientos, poner parches y hacer obras que no cambian la economía productiva. Hay un claro despilfarro», explica José A. Carrasco, economista de la Rey Juan Carlos.

La estrella del segundo Plan E son las pistas de pádel que se construirán en una veintena de municipios por un precio medio de 30.000 euros por cada terreno de juego. Aunque otros pueblos van a tirar la casa por la ventana, como Arganda del Rey, donde gastarán 617.781 euros en construir un centro de pádel.

Mientras, otras localidades, como San Fernando o Villanueva de Perales, emplearán parte del fondo en pistas de voley playa; y Parla gastará 600.000 euros en zonas deportivas y un circuito de footing. La instalación de césped artificial en campos de fútbol, los carriles-bici o la reforma de vestuarios son otros ejemplos más enfocados al ocio ciudadano que a la economía sostenible. Ante esto, el Ministerio de Política Territorial (encargado de aprobar y supervisar estos proyectos) defiende que el fondo estatal también «persigue la sostenibilidad social».

Por otra parte, los municipios aprovechan el Plan E para acometer obras pequeñas y fugaces. Es el caso de la rehabilitación de un cuarto de herramientas en Belmonte de Tajo (7.769 euros), la ampliación de un trastero en Ribatejada (14.648 euros) o la construcción de muros en recintos de Valdetorres (14.424 euros) o El Vellón (por la friolera de 161.296 euros).

Las nuevas tecnologías también están presentes en gran parte del fondo. Estos proyectos sí cumplen el requisito de la innovación, aunque en ocasiones suponen un enorme gasto de dinero. «El Gobierno pone en bandeja un fondo a los alcaldes y les da poco tiempo de plazo, así que presentan lo primero que se les ocurre sin planificar el presupuesto», critica Carrasco. Por ejemplo, Coslada destinará 145.000 euros a comprar equipos informáticos, mientras que Móstoles gastará 223.800 euros en crear una carpeta ciudadana virtual (una especie de buzón de quejas en Internet).

Propaganda municipal

Leganés dedicará 81.200 euros a posicionar al Ayuntamiento en redes sociales para que aparezca en webs como Facebook o Twitter; y Torrelodones gastará 65.890 euros para crear una intranet de funcionarios.

Mientras, todos los municipios emplearán decenas de miles de euros en modernizar sus páginas web, instalar redes Wi-Fi o colocar pantallas con propaganda municipal. Los ayuntamientos alegan que estos proyectos les ayudarán a «agilizar los procedimientos administrativos».

Energía renovable, la cara positiva

No todo son proyectos absurdos en el Plan E. Los madrileños también aprovecharán para fomentar las energías renovables, con placas solares en colegios y edificios municipales, o puntos de recarga para coches eléctricos. También se intentará ahorrar energía reformando redes de suministro de agua (alcantarillas o colectores), de electricidad (alumbrado público) o de calor (calefacciones en centros de mayores, de salud o educativos). En lo medioambiental, se rehabilitarán decenas de parques y se soterrarán contenedores.

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