Carta de amor a un grupo de adredistas internos

21/07/2009

L=s locutor=s del programa de radio Escribiradrede, las voces más originales de la radiodifusión española, también tienen sonrisa. Su imagen es aún más hipnótica y potente que sus propias voces. El otro día hicieron en la FNAC, ante su público y con la sala a rebosar, en directo, el último programa del curso. Fue una pasada, que los adredistas también se divierten trabajando. Los enlaces en internet donde están colgados los momentos más interesantes de su experiencia los podéis rastrear por los azules de la Carta de amor de Mª Ángeles, una seguidora generosa del programa. Fue un cierre de curso a la altura de la iniciativa más audaz de la comunicación. Y que se entere Sabina (o asimilados), los adredistas os buscan.


Carta de amor a un grupo de adredistas internos.

Mis queridas y queridos adredistas:

Yo también quiero escribir adrede y punto y ya está, quizás porque estoy cansada a lo largo de todo este tiempo que no es poco y empieza a pesarme en el cuerpo y en el alma, de silenciar que otros hablen por mí, sientan por mí, piensen por mí y decidan por mí, haciéndose los sordos, los desentendidos o los ingenuos cuando la palabra me toca a mí.
Escuché vuestro programa del radio del día 8 que puso cierre a una temporada, presta para esperar a la siguiente y puedo aseguraros que para mí fue todo un éxito. Agridulce, triste y divertido como siempre, pero todo un éxito. La diversión la ponéis vosotros, la amargura y la tristeza que sabéis a la par que denunciar, disipar con una calculada sutiliza inigualable, la ponen aquellas y aquellos que no quieren comprenderos.
También vi vuestro álbum de fotos en fnac donde emitisteis vuestro programa y me quedé a cuadros al veros, tal vez porque al otro lado de la oreja y por mal aprendidas influencias culturales, os quería imaginar más tristes, más aburridos, más “feos” y de pronto me encontré en una de esas fotos una de las más bonitas, tiernas y parlanchinas miradas que nunca hubiese podido imaginar atravesando los cristales de las gafas de Gabi, (tal vez). Ni si quiera sé si el dato que doy es cierto. Las sonrisas de las chicas y sobre todo el coqueteo presumido que se dibuja en sus cuerpos cascados, si muy cascados, pero tan cascados como bellos.
Es posible que sea cierto que la belleza se encierra en los ojos del que mira y si es así, el mundo como vosotros tantas veces nos hacéis saber es demasiado feo. Hambre, crisis, guerras, sucio dinero, intereses de poder interminable, dominación, sometimiento, insolidaridad, cárceles en forma de penitenciarías, de residencias asistidas, de escogidos conventos, la casa del gran hermano, colonías de verano “bosques de los sueños” cada cual con sus formas y sus reglas donde solo cabe la libertad en los tiempos de recreo. Dónde muchos pese a la disponibilidad de ese pequeñísimo espacio de tiempo nunca aprenderán con vuestra intensidad y vuestra fuerza a vivir ese momento.
Mis queridos adredistas, yo también como vosotros me enamoro y me decepciono, me levanto y me sumerjo, me pierdo muchas veces ante la imposibilidad de ver cumplidos mis sueños, que son también vuestros sueños, porque sencillamente, me quiero y os quiero. Pero igual que Gabi, pienso muchas veces que esto no es justo, que tenemos derecho a amar y a ser amados, sin perdernos en cuentos de pájaros, flores o pajitas porque también lo nuestro es follar, como otro irrenunciable derecho. Y si tiene que haber residencias porque la tiranía política, administrativa, social y a veces familiar, ha dictaminado que no cabe la libertad en lo vuestro, por eso de que os han excluido de todos los derechos constitucionales y humanos igual que no se os niega el pan, que tampoco se os niegue el sexo.
Trabajaremos en ello. No os aburro más con mi epístola, durante todo el verano como bien enamorada, os espero.
Lo dicho, que no dejéis de escribir adrede y punto y ya está porque os necesito y os quiero.

Vuestra siempre

Mª Ángeles Sierra

Adredista en el exterior
(de momento)

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