Afganistán: Deben rendirse cuentas por las víctimas civiles antes de que lleguen más efectivos

Leganés.- Ante el anuncio del presidente de Estados Unidos, Barack Obama, del despliegue de más efectivos en Afganistán y su petición a sus aliados de la OTAN para que hagan lo mismo, Amnistía Internacional ha reclamado que esos efectivos hagan más para garantizar la rendición de cuentas por las víctimas civiles de sus acciones militares.

“El año 2008 ha sido el más violento para la población civil desde la caída del régimen talibán, y la población afgana cada vez está más resentida por las víctimas civiles que causan las fuerzas internacionales en incursiones nocturnas y otras acciones de esa índole –afirmó Sam Zarifi, director del Programa de Amnistía Internacional para Asia y Oceanía–. Estados Unidos y sus aliados se enfrentan al reto de proporcionar más seguridad a la población afgana con el envío de más efectivos internacionales, y no someterla a un peligro mayor.”

El homicidio de dos hermanos en Kandahar, perpetrado una noche de enero de 2008, es un ejemplo notable de la ausencia de rendición de cuentas por parte de las fuerzas internacionales. La investigación de Amnistía Internacional en Kandahar indica que Abdul Habib y Mohammed Ali, que estaban desarmados, murieron por disparos efectuados a quemarropa por efectivos internacionales que iban de camuflaje. Más de un año después, nadie ha admitido su responsabilidad pese a las investigaciones de Amnistía Internacional, la Comisión Independiente de Derechos Humanos de Afganistán y el relator especial de la Comisión de Derechos Humanos sobre ejecuciones extrajudiciales, sumarias o arbitrarias, Philip Alston.

“La impunidad que rodea las muertes de Abdul Habib y Mohammed Ali puso de relieve la falta de la debida rendición de cuentas por parte de las fuerzas occidentales que actúan en Afganistán –afirmó Sam Zarifi–. El país se encuentra en un momento clave y la población civil cada vez cuestiona más si su gobierno y sus aliados internacionales están haciendo lo suficiente para protegerlos. Los talibanes han avivado el resentimiento de la población y las fuerzas internacionales no han demostrado aún que se tomen en serio las investigaciones sobre incidentes ni la necesidad de garantizar la rendición de cuentas por los actos cometidos e indemnizar a las víctimas.”

Hasta el momento nadie ha reconocido ser responsable de la muerte de los dos hermanos. La Fuerza Internacional de Asistencia para la Seguridad (FIAS), dirigida por personal de la OTAN, participó en la operación. Hasta la fecha, el ejército estadounidense no ha admitido haber tomado parte en los hechos.

No obstante, Amnistía Internacional recibió información según la cual la operación estuvo dirigida por personal que operaba fuera de la base de artillería Gecko (también conocida como base de artillería Maholic), ubicada en la antigua sede del mulá Omar, alto dirigente talibán. Utilizada en la actualidad como base estadounidense, alberga efectivos regulares internacionales, unidades de fuerzas especiales y personal de los servicios de información, como la Agencia Central de Inteligencia (CIA), que se sabe que operan en Afganistán. A menudo se alude a estos efectivos como “otros departamentos del gobierno” (OGA, por sus siglas en inglés).

Las fuerzas de seguridad afganas en Kandahar han confirmado que no tienen ningún control ni mando sobre la actividad de las fuerzas especiales ni de los OGA que actúan fuera de la base de artillería de Gecko, y que no pueden proporcionar ningún recurso a los civiles que resultan heridos por la acción de las unidades destacadas allí.

Amnistía Internacional elogió las políticas adoptadas últimamente por la OTAN y las fuerzas estadounidenses para reducir al mínimo los daños a civiles, pero señaló que sigue existiendo gran confusión en torno a las jerarquías de mando, los mandatos y las reglas de intervención para el personal de casi 40 países con fuerzas militares en Afganistán.