Estaba solo. Era la primera mañana que Salam abría su joyería después de las vacaciones, de las que había regresado apenas dos días antes. Iba a abrir mañana, pero lo pensó mejor y, sobre las diez de la mañana de ayer, acudió a su establecimiento de la avenida de Fuenlabrada, en Leganés, para preparar el género y abrir la tienda. Allí fue apuñalado y degollado hasta la muerte.
Salam H. T., de 55 años, tenÃa nacionalidad española y era de origen iraquÃ. Era muy popular en el barrio y vivÃa en Leganés junto a su esposa y sus dos hijos, un varón de 18 años y una mujer de 21. ProcedÃa de una familia de joyeros: sus dos hermanos trabajan como orfebres en diversos puntos de la región.
Fue una trabajadora de la floristerÃa aneja a la tienda de Salam quien dio la voz de alarma. Pasadas las diez de la mañana, escuchó un forcejeo en el local de al lado. Tomó el teléfono y avisó a la policÃa, alertando de una pelea en la avenida de Fuenlabrada, número 36, donde se ubica la joyerÃa Venya.
Cuando los agentes llegaron al lugar, la puerta de la joyerÃa estaba cerrada. Hicieron añicos sus cristales y accedieron al interior. Allà estaba Salam. Muerto, degollado, tendido en el suelo de la trastienda junto a un charco de sangre. Cerca de la caja fuerte. Según indicaron fuentes municipales a Efe, los asaltantes habÃan salido «tranquilamente» del local por la puerta principal y tomaron el autobús. Uno de ellos, rubio, llevaba una mochila roja a la espalda.Hace cerca de un año y medio, Salam habÃa sufrido un atraco importante, según explicó uno de sus familiares. Los ladrones emplearon la técnica del butrón, accediendo al local a través de un comercio anejo a la joyerÃa Venya. «Aquella vez se llevaron género, pero eso ahora no importa. Ãl se libró. Otras veces le habÃan quitado un puñado de joyas. Ahora, la policÃa no nos dice nada, pero estamos seguros de que ha sido otro atraco. Y estamos destrozados», lamentaba ayer un familiar de Salam.
Esta vez, los atracadores habÃan encontrado a Salam en la tienda y lo habÃan llevado a la trastienda, donde se encuentra la caja fuerte. Según los primeros indicios, Salam opuso resistencia a dos asaltantes que llevaban armas blancas, por lo que lo degollaron. Sin embargo, los familiares de Salam aseguran que él no pudo haber forcejeado con sus agresores. «Era un hombre pacÃfico, bueno, muy tranquilo; es imposible que opusiera fuerza», explicaba ayer un familiar, que está convencido de que el móvil del homicidio fue el robo. Ãl también es joyero en una tienda del norte de la región. Dice que también ha sufrido hurtos, pero que nunca le han amenazado ni herido.
La Jefatura Superior de PolicÃa de Madrid no ha confirmado que se trate de un atraco y sostiene que aún se barajan todas las posibilidades, entre ellas, que se trate de un ajuste de cuentas.
La muerte de Salam eleva a 46 el número de muertes violentas acaecidas en la región en lo que va de año, de las que ocho murieron vÃctimas de violencia de género. Hace casi dos años desde el último asesinato de un joyero en la región. Fue el de José Manuel Mateo, el 26 de septiembre de 2006. Fue tiroteado en la calle de Isabel la Católica (distrito Centro) cuando salÃa de su oficina.
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