Madrid: el modelo de sanidad del PP. Pierden los ciudadanos y pierden los profesionales

08/01/2008

Después de varios años de sufrir un sin número de ataques al Servicio Nacional de Salud, los británicos intentan no seguir perdiendo en calidad asistencial y lanzan un grito: “Mantengamos nuestro Servicio Nacional de Salud Publico!”, y parece que el nuevo primer ministro va a impulsar algunas reformas en distinta dirección a las realizadas durante los últimos años que han supuesto la fragmentación del mejor Servicio de Salud del mundo y el deterioro de la asistencia sanitaria de los británicos pues bien, cuando otros parecen iniciar el camino de vuelta, la Comunidad de Madrid presidida por Esperanza Aguirre el icono en el modelo de gestión del PP, inicia un largo camino de ida, y encarga a la iniciativa privada la construcción de nuevos hospitales y la externalización de laboratorios y servicios de radiodiagnósticos.


Pero un hospital no es una fábrica, no se diseña como una fabrica. Un laboratorio clínico no es un laboratorio cualquiera. Es un laboratorio cuya materia prima la pone el ser humano. Un ser humano complejo, enfermo, debilitado. Un ser humano que no es solo una muestra de sangre, que se pueda aislar y tratar como si se tratara de una mera reacción química. Un laboratorio precisa profesionales que se ocupen del paciente, de sus muestras, pero sobre todo precisa científicos capaces de interrelacionarse con otros científicos, con otros profesionales sanitarios, con los médicos que atienden al paciente e intercambiar ideas y discutir, y buscar nuevas pruebas.

Un laboratorio clínico no puede ser solo un lugar donde se reciben muestras y se analizan y se remiten resultados. Un buen laboratorio clínico es aquel donde sus profesionales analizan, sacan conclusiones, observar interferencias que producen resultados anómalos y los comunican al médico que atiende el paciente.

Los ciudadanos que no sabemos de laboratorios, si sabemos que los datos son importantes, pero no lo son todo. No queremos ser un número, ni un dato. Queremos ser tratados integralmente, como seres humanos y queremos que los médicos, que los profesionales que nos atienden, estén seguros, estén cómodos, tengan al su alcance la posibilidad de intercambio de opinión con otros colegas.

Lo mismo sucede con otras pruebas por ejemplo con las radiografías ¿Cuántas veces nos han repetido una radiografía, después de que el médico radiólogo observara no se que cosa?, cuantas veces han dejando de hacernos radiografías porque la primera realizada estaba claro el diagnostico, para el radiólogo?.

Pues bien, todo esto tan elemental y sencillo va a dejar de ser así por obra y gracia del gobierno de la Comunidad de Madrid, y va a dejar de ser así porque se van a centralizar las pruebas analíticas y radiológicas, (inicialmente de los nuevos hospitales) en un gran centro de gestión privada. Y esto que aparentemente supone un ahorro importante lo que realmente supone es un deterioro de la calidad asistencial de los pacientes, es decir de todos y cada uno de los ciudadanos, y un deterioro de la asistencia sanitaria pública.

Hay un concepto que con frecuencia se intenta ocultar cuando se habla de materia sanitaria y es el concepto de gasto. Un buen laboratorio ahorra y mucho cuando es capaz de tener tecnología y profesionales con conocimiento suficiente para ser capaces de mejorar la salud de los pacientes. Un ejemplo: las infecciones son la causa más frecuente por la que los pacientes acudimos a urgencias y el coste de un tratamiento antibiótico es elevado. Ante una petición de analítica múltiple pueden suceder cosas distintas según sea el método y el funcionamiento de los laboratorios: Un laboratorio privado realiza todas y cada una de las pruebas que se le solicitan y facturará por todas y cada una de las pruebas que realiza. Un laboratorio público, realiza las pruebas necesarias para llegar al diagnostico, y lógicamente no factura, investiga. Y no podemos olvidar que hoy por hoy los países más ricos del mundo son los países que más investigan.

El modelo del PP que la comunidad de Madrid esta poniendo en práctica tiene suficientes antecedentes como para saber que dará como resultado un incremento irracional del gasto sanitario y un importante deterioro tanto en la calidad como en el grado de equidad del sistema. La implantación de ese modelo tendrá en esa región un impacto aun mas negativo que en el Reino Unido. La situación de partida es peor en nuestro caso, el gasto “per capita” en salud es en España aproximadamente un 20 % menor que en el Reino Unido, el porcentaje del PIB que nuestro país dedica a salud esta por debajo de otros con modelos sanitarios similares a los nuestros como Francia y Alemania y nuestro porcentaje de gasto publico es también inferior al de estos países. Esta situación es aun mas preocupante si tenemos cuenta que Madrid es una de las tres comunidades españolas con menor gasto publico en salud por persona.

Los nuevos hospitales concebidos al amparo de los nuevos modelos de gestión, tendrán una concesión para su explotación de 30 años prorrogables y supondrán para las cuentas públicas un desembolso muy superior al de su coste real. El ejemplo del hospital de Parla puede resultar ilustrativo, en los 30 años de concesión la Comunidad de Madrid pagara 5,7 veces su coste de construcción, siempre que no se incremente el número de camas o el ritmo de explotación acordado lo que daría lugar a las correspondientes indemnizaciones a las empresas concesionarias.

Este elemento por si solo ya supone un importante elemento de rigidez en el funcionamiento de los nuevos centros. El corto número de camas en la mayoría de ellos, hacen muy difícil que cuenten con atención a todas las patologías, lo que muy probablemente redundara en una selección de las patologías más rentables, derivando el resto a los otros hospitales públicos. La inversión es estos hospitales tampoco es previsible que se produzca, nadie invierte en algo que ha de ser devuelto al cabo de unos años.

El promedio de cama por habitante de los nuevos dispositivos resulta a todas luces insuficiente, no llegando en ningún caso a superar las 2 camas por 1000 habitantes, cuando el promedio de Madrid región es de 3 por mil y el de la UE se sitúa en 7,8 camas por 1000 habitantes.

La creación de estos hospitales no significa aumento del número de camas ni mas personal pues se produce simultáneamente una reducción en los hospitales públicos a través de los planes directores. El gobierno de Esperanza Aguirre dejo meridianamente claro este aspecto cuando anuncio al final de la pasada legislatura, que El Gregorio Marañón, La Paz y el 12 de Octubre afrontarían en la siguiente legislatura una reforma integral a coste cero. Es decir las modificaciones que se produzcan en estos hospitales, que constituyen el núcleo central de la sanidad publica madrileña, se llevaran a cabo con los nuevos modelos, dando lugar así a la segmentación y paulatina privatización de los mismos.

El compromiso del gasto para la financiación de los nuevos hospitales, esta teniendo como consecuencia el deterioro y la descapitalización de la atención primaria, cuando es este dispositivo el que atiende y resuelve entre el 85 y el 90% de los problemas sanitarios. Los efectos ya se están dejando notar, actualmente una cita para una consulta de atención primaria puede demorarse entre 2 y 5 días y en el barómetro sanitario realizado por el Centro de Investigaciones Sociológicas en 2006, la valoración de los ciudadanos respecto de la atención primaria en Madrid había descendido peligrosamente.

Esta falta de confianza esta teniendo como consecuencia la contratación de seguros sanitarios privados por parte de aquellos cuyo nivel de renta se lo permite y a medio plazo puede tener como resultado que los dispositivos públicos queden para uso de las franjas de población con menos capacidad adquisitivas y por consiguiente con menor capacidad de incidencia lo que redundara en un deterioro progresivo del sistema. Porque ya lo dijo Olor Palme: ”un servicio para pobres será necesariamente un pobre servicio”.

Pero ¿qué motiva a la presidenta de la Comunidad de Madrid a poner en marcha un modelo del que se saben las consecuencias?. Todo parte de una determinada concepción de la sanidad y la salud no como un derecho ciudadano, sino como un mero bien de consumo sujeto al mercado, con competencia y propaganda para su venta, al alcance de aquel cuyo nivel de renta le permita acceder a los servicios.

Esperanza Aguirre referente de las políticas del Partido Popular ha dado sobradas muestras de hasta que punto confía en la iniciativa privada y desprecia la función y la actividad de los dispositivos públicos, su política educativa o la desastrosa gestión del urbanismo así lo prueban. Esta visión olvida la importancia redistributiva de las políticas públicas y la incidencia que tienen en el bienestar de los ciudadanos.

El progreso social y el desarrollo no son posibles sin que determinados derechos estén minimamente garantizados y el derecho a la salud es probablemente el más importante de ellos.

Gabriel Gallardo

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