Poemas y rebeldía juvenil para homenajear a Blas de Otero

03/04/2006

La viuda del poeta, Sabina de la Cruz, asistió a la inauguración de una escultura en honor del literato que este año cumpliría 90 años.


Unas 200 personas, entre las que destacaban 150 estudiantes de 14 a 18 años, asistieron el jueves pasado al homenaje que rindió el pueblo de Leganés al poeta Blas de Otero que este año cumpliría 90 años, interno en 1971 durante un mes en el psiquiátrico leganense, y autor de un poema titulado Leganés, finalmente bautizado como Al aire.

clip_image002-39.jpg La viuda del escritor vasco, fallecido en 1978, Sabina de la Cruz, presentó en las Dehesillas el libro Todo lo humano es asunto mío. Leganés a Blas de Otero en el que estudiantes de secundaria del municipio han escrito versos y realizado dibujos en honor del poeta, y en el que también han dejado su recuerdo Luis Alberto de Cuenca, Clara Janés y Santiago Gómez Valverde, éste último, artista local, organizador del evento, en colaboración con la Concejalía de Cultura.

El concejal de Educación, Alarico Rubio, agradeció su labor a los alumnos y profesores que han colaborado en el homenaje. Han trabajado sobre Blas, el poeta de todo lo social, dijo, a la vez que destacó que la educación, en la localidad, está comprometida con los valores de la solidaridad, tolerancia y respeto.

El alcalde, José Luis Pérez Ráez, se refirió a él como el artista de la paz y la palabra, también título de uno de sus libros.

Sabina, emocionada, recordó el mes que pasó en el psiquiátrico con su compañero, en 1971, del que destacó el trato humano del pueblo de Leganés, un pueblo agrícola, de gente muy humana y del que tengo un recuerdo muy entrañable. Si Blas estuviera aquí, continuó, os agradecería mucho vuestros aplausos. Esta profesora universitaria de filología, ya jubilada, afirmó que en Leganés, de Otero fue feliz, y en los 7 años que le restaban de vida después de abandonar nuestra ciudad no ingresó de nuevo en ningún psiquiátrico gracias al eficaz tratamiento recibido. Blas era muy serio y hablaba poco, pero a veces tenía un humor muy del norte y le gustaba mucho hablar con la gente de Leganés en sus tascas y con los pacientes jóvenes del entonces llamado manicomio.

Al final, más de 200 personas visitaron la escultura elaborada por Francisco López Hernández y ubicada en el parque de las Dehesillas.

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